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REVISTA110

ENSXXI Nº 113
ENERO - FEBRERO 2024

Por: FUNDACIÓN HURKOA


CONGRESO NOTARIAL 2020

Origen y evolución de Hurkoa
Fundación Hurkoa es creada por Cáritas Diocesana de San Sebastián en 1990. En los años 80, previos a la constitución de Hurkoa, Cáritas Diocesana de San Sebastián atendía desde su departamento de atención a mayores a un grupo bastante amplio de personas mayores vulnerables e indefensas por su falta de apoyo familiar, su pérdida de salud física y/o psíquica y su necesidad de ayuda para la realización de un gran número de actividades de la vida diaria. Eran momentos en que los servicios de ayuda municipales no existían o estaban muy escasamente desarrollados.

En la medida en que los municipios fueron desplegando y consolidando los servicios de ayuda domiciliaria para las personas mayores, Cáritas fue delegando en ellos la ayuda y apoyo a muchas de las personas que atendía.
No obstante, había un grupo de personas que presentaban unas necesidades de apoyo que no podían ser resueltas por el servicio de ayuda domiciliaria municipal y a las que Cáritas seguía apoyando. Se trataba de personas con deficiencias físicas y/o psíquicas, sin un apoyo familiar cercano que se responsabilizara de ellas de forma efectiva y adecuada, personas que se sentían solas, dependientes por sus propias limitaciones y que “se afanaban por comprar un poco de cariño y atención”, lo cual les hacía especialmente vulnerables.

Las personas viven más años, pero han de hacerlo en las mejores condiciones posibles de forma que siempre sean respetados sus derechos y su dignidad personal

Cáritas tomó conciencia de que estaba realizando una “guarda de hecho” con estas personas y de que era preciso regularizar esta situación, pero no resultaba fácil transferir este rol. Por otra parte, también era consciente de que no se trataba solo de encontrar una solución a las necesidades de apoyo de estas personas concretas, sino que veía claramente que las situaciones de este tipo cada vez serían más frecuentes. El envejecimiento paulatino de la sociedad guipuzcoana, unido al cambio de modelo de familia hacia núcleos familiares más reducidos, eran factores ya presentes en ese momento que hacían prever el aumento progresivo de ese tipo de necesidades.
La forma prevista para dar respuesta a estas situaciones y atender adecuadamente este tipo de necesidades en las personas mayores fue mediante la constitución de una institución sin ánimo de lucro que defendiera y protegiera a las personas mayores en situación de incapacidad y fragilidad: la fundación tutelar Hurkoa.
En los 29 años transcurridos desde su constitución, Hurkoa ha estado permanentemente atenta a otras necesidades de su entorno, y así, entre 1998 y 2000 extendió su actividad tutelar además de las personas mayores también a las personas adultas con enfermedad mental, necesidad que no estaba cubierta entonces en Gipuzkoa.

Especial atención: personas mayores en situación de fragilidad
Además de la preocupación por la enfermedad mental, la Fundación Hurkoa es una entidad comprometida desde su origen con el gran reto del envejecimiento al que debe hacer frente la sociedad actual.
En las últimas décadas en Gipuzkoa, al igual que en los territorios del entorno, se está produciendo un aumento significativo de la esperanza de vida. Este hecho, fruto entre otras razones del avance de la ciencia y de la medicina, se ha transformado en un arma de doble filo: por un lado, las personas viven más pero, por otro, da la sensación de que las sociedades no se encuentran bien preparadas para afrontar esta nueva realidad demográfica.

Hurkoa se propuso “potenciar la atención a personas en situación de riesgo y/o fragilidad” dentro de sus líneas de acción prioritarias

 

Las personas viven más años, pero han de hacerlo en las mejores condiciones posibles de forma que siempre sean respetados sus derechos y su dignidad personal. La consecución de este objetivo afecta a todos los ámbitos de la sociedad. Así, en el ámbito de la salud se produce un progresivo deterioro que requiere de un mayor cuidado, y las enfermedades y su tratamiento son onerosas. En el ámbito social las personas precisan de mayor atención y acompañamiento, de recursos adaptados a sus necesidades, sobre todo debido a los cambios experimentados en las estructuras familiares. Desde hace unos años se constata un aumento de las políticas y las medidas para dar respuesta a las necesidades de las personas mayores en situación de dependencia. Se han promulgado leyes y decretos que han favorecido el aumento de los recursos, tanto de personal como materiales, del sector social. Por otra parte, se han fomentado y propiciado políticas impulsoras del envejecimiento activo, de prevención del maltrato y del abuso a las personas mayores.
En esta línea, la experiencia de Hurkoa en el ejercicio de la tutela teniendo que representar y sustituir a las personas con capacidad judicialmente modificada en la toma de decisiones de carácter personal, despertó en esta entidad la inquietud por trabajar más en la prevención, por llegar a las personas y conocerlas cuando aún son capaces, potenciando su autonomía y capacidad de decidir. La puesta en marcha de los documentos preventivos (Documento de Voluntades Anticipadas, Autotutela, Poder preventivo...) puso a disposición de todos unas herramientas adecuadas para prevenir y programar situaciones de posibles incapacidades. La labor pedagógica e informativa sobre ellas se consideró de gran importancia y así, Hurkoa comenzó a trabajar para orientar a las personas, sobre todo mayores, en la conveniencia de que fueran planificando su vida en prevención de posibles situaciones de incapacidad.

La experiencia previa de Hurkoa pone de manifiesto la conveniencia de la detección precoz de las situaciones de fragilidad

Si bien esta labor de prevención tiene su relevancia, no podía Hurkoa olvidar el hecho de la existencia de un colectivo de personas mayores que se encuentra en situación precaria para que sus derechos sean respetados y protegidos. Son personas que se encuentran en situación de fragilidad, personas vulnerables que corren el riesgo de padecer rechazo social, aislamiento, soledad, desamparo, desprotección... Por ello, en 2010, teniendo en cuenta los datos y la experiencia descrita, esta entidad se propuso “potenciar la atención a personas en situación de riesgo y/o fragilidad” dentro de sus líneas de acción prioritarias, buscando impulsar la autonomía personal y la dignidad de las personas usuarias, respetando y garantizando sus derechos, promoviendo la creación de servicios que cubrieran nuevas necesidades y mejoraran la calidad de vida de las personas mayores.
Para dar cumplimiento a esa línea de acción prioritaria, Hurkoa empezó llevando a cabo un estudio conceptual y de la realidad, con el que se buscaba definir este concepto de fragilidad de las personas mayores desde un punto de vista social, así como concretar cuáles son los ámbitos o aspectos de la vida de estas personas donde las necesidades de apoyo son mayores, con la finalidad de diseñar un plan de atención a esta realidad. Tras una amplia revisión bibliográfica y la participación en diferentes grupos focales de los propios mayores interesados, de profesionales de diferentes ámbitos (social, bancario, jurídico), y de entidades de voluntariado que trabajan en la atención a mayores, se llegó a una serie de conclusiones que podemos resumir en la constatación de la existencia de muchas personas que, sin estar en situación de incapacitación, están igualmente necesitadas de acompañamiento y de apoyo, ya que la incapacidad y la dependencia no son más que estadios diferentes a los que progresivamente puede ir evolucionando una persona a lo largo de su vida. A esas circunstancias nos referimos cuando decimos que son personas en situación de fragilidad. Se trata de una situación vital caracterizada por la progresiva merma de las capacidades, por la precariedad y el deterioro funcional que limita las posibilidades de realizar una buena gestión de su vida diaria, situando a la persona en un estado de vulnerabilidad que puede derivar en riesgo de fragmentación, exclusión o caída en la dependencia.
Estas conclusiones permitieron concretar un proyecto de atención que se tradujo inicialmente en una experiencia piloto puesta en práctica en el municipio de Irún con 15 personas atendidas a lo largo de un año entre septiembre de 2016 y agosto de 2017.

Programa piloto y estudios cuantitativos
El proyecto de Fundación Hurkoa trata de que las personas mayores puedan continuar viviendo en su propio domicilio en condiciones dignas y estando bien atendidas cuando lo necesiten, por lo que enlaza con temas como los nuevos modelos de convivencia y redes sociales (necesarios para evitar el aislamiento), así como la supervisión y la seguridad en el hogar, con la innovación en los servicios de cuidado y atención en temas como la gestión de la vida cotidiana, su salud y el apoyo en el hogar. Se trata por lo tanto de la definición de un nuevo modelo de atención que evite y combata la fragilidad.
La experiencia adquirida en el transcurso de la puesta en práctica del programa piloto, cuyos buenos resultados llevaron a su prolongación durante todo el año 2018, han permitido a Hurkoa una formulación más completa de su programa de atención a las personas mayores en situación de fragilidad.

El objetivo general del programa de fragilidad es detectar e intervenir sobre aquellas situaciones de riesgo de dependencia y aislamiento, apoyando a las personas mayores que se encuentren en contextos de fragilidad, mediante su aproximación a los recursos sociales y comunitarios

Tras el estudio cualitativo en cuyas conclusiones se apoya el proyecto piloto de atención a la fragilidad, en Hurkoa se entendió necesario proceder a un estudio cuantitativo que permitiera conocer datos de prevalencia de este tipo de situaciones en Gipuzkoa, para poder medir más acertadamente el nivel de recursos que deberían destinarse para dar un servicio adecuado a las personas afectadas. Así, simultáneamente al desarrollo práctico del proyecto en Irún, en 2018 se inicia este estudio en una serie de municipios representativos de la provincia, habiéndose terminado el mismo en el primer trimestre de 2019 y cuyos datos extrapolados permiten una aproximación a la realidad guipuzcoana. De acuerdo con la Encuesta demográfica del Eustat de 2016, hay 35.300 personas mayores de 65 años que viven solas en Gipuzkoa. De los estudios realizados por Hurkoa se desprende que de ellas 4.800 podría decirse que se encuentran en situación de fragilidad.
La experiencia previa de Hurkoa, refrendada por el programa piloto, pone de manifiesto la conveniencia de la detección precoz de las situaciones de fragilidad. Esto no es fácil puesto que se trata de personas mayores que viven solas y que carecen de los apoyos necesarios, por lo que viven aisladas, faltas de atención y desprotegidas ante cualquier factor interno o externo de tipo negativo. Se trata, en definitiva, de personas que presentan necesidades de apoyo para poder vivir de forma digna y que por circunstancias varias se convierten en invisibles para el resto de la sociedad. Esta necesidad de detección precoz está justificada por varios motivos: para mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de fragilidad, para apoyar y/o acompañar a este colectivo a fin de que puedan mantener su autonomía el mayor tiempo posible y puedan planificar su última etapa vital conforme a sus deseos y valores ayudándoles a hacerlo posible respetando su voluntad, y por supuesto, para prevenir que sean maltratadas de cualquiera de las maneras posibles.

Programa de atención a personas mayores en fragilidad
Así pues, tras el estudio cuantitativo y el cualitativo, la experiencia general de Hurkoa en su trabajo de largos años con las personas mayores y la experiencia concreta del programa piloto, se ha podido formular un programa completo de atención a las personas mayores en situación de fragilidad.
El objetivo general del programa de fragilidad es detectar e intervenir sobre aquellas situaciones de riesgo de dependencia y aislamiento, apoyando a las personas mayores que se encuentren en contextos de fragilidad, mediante su aproximación a los recursos sociales y comunitarios.
El programa definido por Hurkoa está dirigido a personas que cumplan los siguientes requisitos: ser mayor de 65 años, vivir sola/o o con otra persona con las mismas características, vivir en un contexto de aislamiento, no tener red de apoyo social/familiar o sin red de apoyo efectiva, con limitaciones en la autonomía y desarrollo personal, y vivir en domicilio particular (no en centros residenciales o viviendas tuteladas).

Este programa fomenta la intervención comunitaria y la creación de una red de agentes de colaboración, trabajando en estrecho contacto con los servicios sociales municipales y otros actores del entorno comunitario (farmacias, comercios, asociaciones…)

Este programa fomenta la intervención comunitaria y la creación de una red de agentes de colaboración, trabajando en estrecho contacto con los servicios sociales municipales y otros actores del entorno comunitario (farmacias, comercios, asociaciones…).
Para ello se pretende realizar junto a estos agentes un trabajo de sensibilización y detección de personas mayores que puedan encontrarse en situaciones de fragilidad y aislamiento, previniendo las situaciones de riesgo. Se busca vincular a la persona mayor en situación de fragilidad al territorio aproximándole a la red social, sanitaria y comunitaria mediante planes e intervenciones individualizadas siguiendo el modelo de atención centrado en la persona.
Para llevar a cabo ese trabajo de sensibilización se plantean distintas acciones que van desde charlas dirigidas a la ciudadanía en general hasta la “captación” de agentes aliados en las intervenciones que se realicen en los casos particulares.
Por lo que se refiere a los servicios o apoyos concretos que se le pueden prestar desde este programa a la persona mayor en fragilidad son, en términos generales, los siguientes: facilitar el acceso a los recursos del entorno social, facilitar o retomar el vínculo con la red primaria, ayuda para realizar trámites vinculados a recursos sociales (Sistema de Servicios Sociales, Sistema de vivienda…), a recursos económicos (Lanbide, Seguridad Social…) y al sistema sanitario (citas, consultas…), organizar el cuidado personal (auxiliares…), orientar en la adecuación de los hábitos de la vida diaria (horarios, alimentación, higiene…), vincular con el programa de Farmacia Social, asesorar en la toma de decisiones en gestiones complejas (lectura de facturas y otros documentos…), entender la correspondencia y documentos varios, facilitar el vínculo con la red social y comunitaria (asociaciones, actividades deportivas, culturales, voluntariado…) y fomentar la seguridad y el empoderamiento de la persona mayor.
Para la puesta en práctica de este programa, Hurkoa cuenta ya con un convenio de colaboración con el Colegio de Farmacéuticos de Gipuzkoa y un convenio de colaboración con Nagusilan (entidad de voluntariado de mayores para mayores).
El programa está actualmente en funcionamiento en el municipio de Azkoitia. Se está preparando su puesta en marcha en otros dos municipios de Gipuzkoa, y hay dos más que se han mostrado ya interesados.

Palabras clave: Personas mayores, Fragilidad, Prevención, Dignidad, Derechos, Intervención comunitaria, Servicios sociales.

Keywords: Senior citizens, Frailty, Prevention, Dignity, Rights, Community involvement, Social services.

Resumen

Después de muchos años en el ejercicio de la tutela teniendo que representar y sustituir a personas con la capacidad judicialmente modificada, Hurkoa ha optado por trabajar en la prevención, por llegar a las personas y conocerlas cuando aún son capaces, potenciando su autonomía y capacidad de decidir. De ahí el acercamiento a la fragilidad, entendida como una situación vital caracterizada por la progresiva merma de las capacidades, por la precariedad y el deterioro funcional que limita las posibilidades de realizar una buena gestión de su vida diaria, situando a la persona en un estado de vulnerabilidad. El objetivo es que estas personas puedan continuar viviendo en su propio hogar en condiciones dignas y estando bien atendidas, fomentando la intervención comunitaria y la creación de una red de agentes de colaboración, trabajando en estrecho contacto con los servicios sociales municipales y otros actores del entorno comunitario.

Abstract

After many years acting as a guardian, having to represent and act on behalf of people who are legally incapacitated, Hurkoa has decided to work in the field of prevention, to reach people and get to know them while they are still legally competent, enhancing their autonomy and their ability to take decisions. This has led to its outreach approach to frailty, considered as a life situation characterised by a gradual decline in capacities, and by vulnerability and the functional deterioration that restricts an individual’s ability to manage their everyday life effectively, placing the person concerned at risk. The aim is for these people to be able to continue living in their own homes in decent conditions and to receive proper care, while encouraging community involvement and the creation of a network of partners working in close contact with municipal social services and other institutions involved in the community environment.

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