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ENSXXI Nº 29
ENERO - FEBRERO 2010

Una entrevista de Francisco Pizarro Moreno, Notario de Zaragoza

Como Notario procedente de los que antes fueron Agentes de Cambio y Bolsa de Madrid y posteriormente Corredores de Comercio, ¿cual fue tu reacción cuando te propusieron la entrevista y semblanza para esta revista?
Cuando tuve noticia de que el Comité editorial había pensado que se me hiciera una entrevista, para publicarla en la Revista “El Notario del Siglo XXI”, mi reacción inmediata fue de sorpresa y contesté con un “non sum dignus”.
Hasta este momento, la Revista ha incluido en la sección “Grandes del Notariado” a quienes realmente podían ser así calificados por su trayectoria profesional como Notarios, y que eran y son un ejemplo para todos los que ejercen la profesión. En cada número se hacía la semblanza de uno de ellos y se publicaba la entrevista que se le había realizado, en la que se le preguntaba por las motivaciones que le llevaron a elegir la profesión de Notario y por los recuerdos de las distintas Notarías que había atendido en los diferentes pueblos y ciudades, así como por las oposiciones restringidas entre Notarios y también se le pedía opinión, desde su experiencia, sobre el presente y el futuro de la profesión.
Sinceramente, y dado que he sido Notario solamente algo más de tres años, yo no podía -sin ruborizarme- permitir que se me equiparara a los que, después de toda una vida dedicada al Notariado, con tanto merecimiento habían aparecido en esa sección de la Revista.
Mas mi desacuerdo con la intención del Comité editorial ha cedido al saber que no se me propone como un ejemplo para los Notarios sino que, al ser en la actualidad el más antiguo de los Agentes de la Bolsa de Madrid que fuimos incorporados al Notariado, se me presenta como representante de cuantos obtuvimos el título por disposición de la Ley 55/99.

¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a  elegir una salida profesional que conllevara enfrentarte a una oposición como la de  Abogado del Estado?
Al terminar Derecho en Granada decidí preparar la oposición para ser Abogado del Estado por dos motivos: El primero era el programa. Contenía todas las materias de la Carrera, incluida la Economía, y pensaba que así aprovecharía todo lo que había estudiado en la Facultad. Y el segundo motivo es que el ejercicio profesional de asesoramiento y defensa del Estado ante los Tribunales satisfacía mi vocación jurídica; con la ventaja añadida de que todos los destinos eran en capitales de provincia.

En tu carrera profesional, ¿cuándo comenzaste a conocer de tal modo la función notarial?  
Al  ejercer de Abogado del Estado, primeramente en la Delegación de Hacienda de Murcia y también cuando luego estuve en la Delegación de Hacienda de Madrid, la mayor parte de mi labor consistió en la liquidación del entonces denominado “Impuesto de Derechos Reales”, lo que me hizo necesario examinar infinidad de escrituras para exigir el Impuesto según la naturaleza jurídica del acto o contrato liquidable. Por ello tuve contacto con muchos Notarios que acudían a la Delegación de Hacienda para conocer mis razones y exponer las suyas contrarias cuando no estaban conformes con mi calificación y liquidación fiscal correspondiente.
Así conocí, entre otros, a Juan Manuel de la Puente, en Murcia, y a Manuel de la Cámara, José María de Prada o Alberto Ballarín en Madrid. En esos tiempos, ya lejanos, nació mi admiración por la calidad personal, la preparación y el buen hacer profesional de los Notarios. Y esa estima no ha hecho más que aumentar a lo largo del tiempo, ya fuera con ocasión de acudir a alguna Notaría para formalizar negocios propios o en representación de familiares, ya fuera al escuchar conferencias o leer las publicaciones de algunos o bien al conocer las intervenciones en la Comisión General de Codificación de otros como Francisco Núñez Lagos, José María de Prada y el inolvidable Roberto Blanquer.

"El futuro es impredecible en los detalles pero, en todo caso, depende de las acciones humanas"

 

Al conocer la función notarial tal como me has comentado, ¿cuál fue la imagen que recibiste del Notario?
Para mí, el prestigio profesional del Notariado era altísimo y su preparación académica admirable, ésta no solamente por la exigencia de completos conocimientos en las oposiciones de ingreso sino por los temas monográficos sobre cuestiones jurídicas de actualidad que había que desarrollar en las oposiciones entre Notarios que han constituido un magnífico sistema de perfeccionamiento y promoción profesional.

Con el discurrir del tiempo, tras una dilatada vida profesional, primero como Abogado del Estado y, posteriormente, como Agente de Cambio y Bolsa, al final de esa trayectoria, fuiste también Notario, ¿qué es lo que piensas de tu incorporación al Notariado?
Mi incorporación al Notariado por virtud de la Ley 55/99, constituyó un grandísimo honor. Objetivamente se nos concedió una dádiva a quienes hasta entonces sólo teníamos  el carácter de Notarios en cuanto a la contratación mercantil. Después de la integración en el Cuerpo Único de Notarios se nos extendió la competencia a toda clase de actos y contratos. Creo que es un deber de lealtad que los beneficiarios de la dádiva lo reconozcamos francamente.
Subjetivamente nos unió, como compañeros, a profesionales no ya sólo de altísimo nivel intelectual y de merecida consideración social, sino de una encomiable calidad personal puesta de manifiesto con las actuaciones de tantos Notarios en las jornadas organizadas por el Colegio de Madrid, antes de que empezáramos a autorizar escrituras, con el fin de que conociéramos la práctica notarial. Esa acogida institucional merece nuestra imperecedera gratitud.

Con lo que has contado, nos haces ver una idea de lo que para ti ha sido el Notariado, pero, ¿cuál es tu visión de futuro para esta profesión?
No pretendo ser adivino, pero yo soy optimista. El futuro es impredecible en los detalles pero, en todo caso, depende de las acciones humanas. Pienso que la función notarial presta un servicio a la Sociedad con un valor económico real, por la prevención de conflictos, y con respeto a la libertad individual, por la facultad de elección.

"Si el Notariado se adapta a los nuevos tiempos y a los retos tecnológicos, y mantiene su actividad de proximidad con los articulares se puede asegurar que tiene mucho futuro"

No obstante, tú ya has comprobado las modificaciones en una profesión como la de Abogado del Estado o incluso la desaparición de la figura de los Agentes de Cambio y Bolsa, ¿crees que algo así pudiera ocurrir con la función notarial?
La desaparición de la fe pública bursátil, cuya experiencia padecí, y que determinó la disolución de los Colegios de Agentes de Cambio y Bolsa, no puede estimarse como un precedente  peligroso para la función notarial. El supuesto de la negociación de valores en el mercado, con la intermediación de los operadores, la desmaterialización de los valores, las liquidaciones multilaterales y, en general, la globalización,  no se puede parangonar con la contratación entre particulares sobre cualquier clase de bienes y en la cual actúe  a petición de las partes), el Notario, dando fe de lo convenido, después del oportuno asesoramiento y control de legalidad.
Además –y sin olvidar que el Notario es para la Administración un gran colaborador, que le suministra datos directamente extraídos de la realidad social, sin coste presupuestario alguno-, yo entiendo que si el Notariado se adapta a los nuevos tiempos y a los retos tecnológicos, como me consta que lo está haciendo, y mantiene su actividad de proximidad con los particulares dando asesoramiento y resolución a los problemas de los que reclaman su actuación, esto es, siempre que mantenga la esencia de su quehacer profesional y de la función que le corresponde en el ámbito de la fe pública extrajudicial, se puede asegurar que tiene mucho futuro y que aún serán más los campos y materias en los que la sociedad  necesitará profesionales tan bien preparados como los Notarios.

¿Quieres añadir algo más a lo que ya me has declarado?
Deseo, finalmente, resaltar la importancia que tiene, para el bien del colectivo notarial, que la defensa de los intereses corporativos ante la Administración o cualesquiera organismos, o ante las Entidades financieras, se lleve a cabo por los Colegios y no por los Notarios individualmente. Pues, en relación a intereses que afectan a muchas personas, su gestión se realiza con mayor eficacia si se actúa con una sola representación en lugar de iniciativas particulares, que en muchas ocasiones serían incluso contradictorias. Por ello creo necesario, para el venturoso futuro del Notariado, que todos los Notarios procedan en el ejercicio profesional acatando las directrices de los órganos colegiales que ellos mismos han elegido democráticamente. Frente a la dispersión, termino desde mi experiencia haciendo una llamada a la unidad.

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