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ENSXXI Nº 36
MARZO - ABRIL 2011

MARÍA LUISA GARCÍA DE BLAS VALENTÍN
Notario de Ciudad Real

Jornada sobre el déficit democrático en el Notariado

Pertenecemos a una generación que ha vivido en libertad, acostumbrados a expresar libremente sus opiniones, más aún, sentimos pasión por la libertad, no sólo la propia, sino también la ajena. Es lógico que nos planteemos profundizar en la democratización de la institución notarial, sin conformarnos con la situación actual que consideramos manifiestamente mejorable. Pueden señalarse tres ejes fundamentales en este avance: mayor participación, más control democrático, mayor transparencia en la actuación de los órganos de gobierno. Me referiré al primero de ellos:
Cabe preguntarse si hay voluntad por parte del colectivo notarial de participar en tareas corporativas o institucionales y -al mismo tiempo- si existen cauces adecuados para esa participación.

"Es lógico que nos planteemos profundizar  en la democratización de la institución notarial, sin conformarnos con la situación actual que consideramos manifiestamente mejorable"

Aunque hay dificultades que a veces hacen más onerosa la participación, por ejemplo, la dispersión geográfica o la necesidad de atender diariamente el despacho, que llevan a desentenderse de tareas por comodidad, sin embargo, los notarios demuestran gran implicación en la sociedad civil en la que viven; buena muestra de ello es la participación de compañeros en seminarios jurídicos, preparación de oposiciones, redes sociales sobre temas profesionales, etc. Hay que destacar la altísima participación de notarios en las últimas elecciones a Juntas Directivas, especialmente en Colegios donde se presentaban candidaturas alternativas.
La segunda cuestión es que existan cauces adecuados que permitan participar, es decir que "te dejen". El Reglamento Notarial de 2007 que regula nuestro estatuto profesional, constituye la oportunidad perdida para organizar democráticamente nuestros órganos de gobierno. El déficit democrático del que adolecen es algo unánimemente percibido por el colectivo, no está en consonancia con el notariado moderno; está ocurriendo algo semejante al niño que crece y sigue usando la misma ropa, no puede moverse con facilidad y su aspecto resulta bastante raro.
El momento es complicado, pero la falta de democracia interna nos genera muchas dificultades y nos incapacita en el futuro para resolver problemas acuciantes, es urgente la reforma.
Por otro lado, hay formas de ejercicio del poder que facilitan la participación de los compañeros: la actitud de escucha, esfuerzo por integrar voluntades, transparencia de las decisiones, a costa todo ello de ceder, dialogar, moderar, comprender distintas sensibilidades, en definitiva supone entender los cargos desde la óptica del servicio. En la antítesis se encuentran las camarillas que aspiran a monopolizar el poder controlándolo en minorías que, ni aún bajo la presuntuosa jactancia de formar parte de una élite predestinada, aspiran a mantenerlo sustituyéndose por quasi-cooptación, sin renovación de métodos y valores.
Concluyo. Es necesario reformar nuestros cauces representativos, profundizar en la democracia interna y -sin duda- esto favorecerá mayor interés de los compañeros por participar en la vida corporativa.

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