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REVISTA110

ENSXXI Nº 113
ENERO - FEBRERO 2024

ANTONIO CARRASCOSA MORALES
Morales es Técnico Comercial y Economista del Estado excedente. En la actualidad, es Director de Cumplimiento Regulatorio en PricewaterhouseCoopers
antonio.carrascosa.morales@es.pwc.com

Las dificultades para acceder al crédito bancario por parte de las empresas y familias españolas es uno de los temas más controvertidos de la crisis actual. Tras una década de crecimiento ininterrumpido del crédito bancario al sector privado, empujado, entre otros factores, por unos muy bajos- e incluso negativos- tipos de interés reales, unas expectativas de permanente revalorización de los activos inmobiliarios, un fuerte crecimiento del gasto en consumo e inversión y una constante innovación financiera,  la percepción que tienen empresas y familias, desde hace unos dos años, es que los criterios de concesión de crédito se han endurecido progresivamente, afectando severamente a nuevas decisiones de gasto. Veamos algunas de las claves de este problema.

¿Falta o sobra crédito?

Si examinamos el nivel de endeudamiento privado español, éste alcanzó un máximo en junio de 2009, con un saldo total de 2.231.166 millones de euros, de los que 1.322.701 millones correspondían a sociedades no financieras y 908.465 millones a hogares. Esos importes representaban, aproximadamente, un 210 %, un 125 % y un 85 % del PIB español en esa fecha, respectivamente. En el momento de máximo endeudamiento del sector privado español, ese nivel era un 25 % superior a la media de la zona euro. Otro dato: en el periodo 1995-2009, el endeudamiento de las familias y empresas se ha casi triplicado.
Centrándonos en el crédito al sector privado, éste ha crecido espectacularmente en el ciclo económico alcista que finalizó en 2008. Desde 1995 a 2008, el crédito a las familias y a las empresas ha crecido todos los años por encima del 5 %, en tasa interanual, y ha crecido más del 15 % en 10 años de ese periodo, en el caso del crédito a las familias, y en 8 años, en el del crédito a las empresas.

"La percepción que tienen empresas y familias, desde hace unos dos años, es que los criterios de concesión de crédito se han endurecido progresivamente, afectando severamente a nuevas decisiones de gasto"

Si nos detenemos en la evolución del endeudamiento privado en el último año y medio, no se ha registrado una reducción significativa. Durante los primeros 4 meses de 2010 sí se ha producido una ligera reducción, pero en abril tenemos todavía unos importes similares a los registrados a finales de 2008, es decir, todavía mucho mayores de los anteriores a la burbuja inmobiliaria. Si dentro del endeudamiento nos centramos en la financiación otorgada por entidades de crédito residentes, sí se observa una reducción más acusada del saldo vivo de dicha financiación. En el caso de créditos a sociedades no financieras, las entidades de crédito residentes han reducido su saldo en algo más de 50.000 millones de euros, desde el techo alcanzado en mayo de 2009 –en abril de 2010, dicho saldo estaba ya muy cerca de los niveles de finales de 2007-.
Si desglosamos la financiación a sociedades no financieras por actividades productivas, se observa que el llamado préstamo promotor alcanza su saldo máximo en el segundo trimestre de 2009 -324.664 millones de euros- y ha disminuido muy ligeramente desde ese máximo. Los préstamos para construcción alcanzaron su máximo en el tercer trimestre de 2008 -156.363 millones de euros- y desde ese momento, su saldo ha descendido casi 30.000 millones de euros.  
Con respecto al crédito a los hogares, hay que diferenciar entre créditos para vivienda, cuyo saldo se mantiene relativamente constante desde 2008, y otros créditos, cuyo saldo sí se ha reducido más de 10.000 millones de euros desde finales de 2008 -desde esas fechas, el crédito al consumo de los hogares experimenta tasas de crecimiento negativas-.  

"El crédito al sector privado ha crecido espectacularmente en el ciclo económico alcista que finalizó en 2008"

Por tanto, la primera conclusión que obtenemos es que nuestras empresas y familias están excesivamente endeudadas y que el proceso de “desapalancamiento” de nuestro sector privado se está produciendo muy lentamente. Estos hechos afectan a la oferta y a la demanda de crédito.

La debilidad de la oferta y demanda de crédito

La oferta de crédito de las entidades se ve afectada por el exceso de endeudamiento privado de forma clara: los balances de las entidades bancarias tienen unos importes elevadísimos de créditos a sectores sobredimensionados –por ejemplo, promoción inmobiliaria, construcción y sectores relacionados con éstos- y a empresas poco viables. Además de crecer la morosidad de estos créditos, en los últimos meses han crecido mucho las refinanciaciones y la adjudicación de activos en pago de deudas. Esto impide la recuperación normal de estas deudas y supone tener inmovilizados unos recursos financieros en unas empresas con escaso futuro. Como consecuencia de esto, las posibilidades de financiación de nuevos proyectos de gasto se ven muy reducidas.
La oferta de crédito también se ve limitada por otros factores. Primero, por las restricciones crediticias que sufren nuestras entidades bancarias en los mercados mayoristas. El crecimiento de los depósitos durante el ciclo alcista ha sido muy significativo, pero claramente insuficiente para financiar el espectacular crecimiento del crédito –la relación créditos / depósitos ha aumentado un 60% en el periodo 1994-2008-, lo que ha obligado a la banca a acudir a los mercados financieros mayoristas. Las turbulencias de estos mercados, desde el verano de 2007, y el significativo incremento del riesgo soberano español, en este año 2010, dificultan extraordinariamente la refinanciación de la deuda de nuestras entidades bancarias, generando un lógico retraimiento en su oferta de crédito. Aunque el calendario de vencimientos de la deuda mayorista de las entidades está distribuido a medio y largo plazo, antes del final de 2012 vence más del 30% de esa deuda -casi 250.000 millones de euros, según Moody’s-. El Banco Central Europeo (BCE) ha suplido la falta de recursos en los mercados mayoristas a través de sus facilidades de crédito a las entidades financieras. En mayo de 2010, esa financiación a entidades españolas representaba un 16,5% del total, cuando en diciembre de 2008 era del 10%-.

"La oferta de crédito de las entidades se ve afectada por el exceso de endeudamiento privado de forma clara: los balances de las entidades bancarias tienen unos importes elevadísimos de créditos a sectores sobredimensionados y a empresas poco viables"

Otro factor limitativo de la oferta de crédito son las perspectivas negativas de la economía española. Como el crédito es una actividad pro-cíclica, es decir, crece más que la economía en las fases expansivas del ciclo y crece menos o se contrae más que la economía en las fases recesivas-, la banca, en la actual coyuntura, opta por invertir en activos seguros– la “fuga a la calidad” que se produce en todas las situaciones de “stress” bancario-. ¿Cuáles son esas inversiones bancarias sustitutivas del crédito? Pues la deuda pública –las entidades de crédito españolas mantienen más 30% de la deuda del Estado anotada no segregada a vencimiento- e incluso los depósitos en el propio Banco Central Europeo, aunque en este último caso se debe más al clima de desconfianza generalizado –a mediados de junio de 2010, los bancos comerciales europeos tenían depósitos a un día en el BCE por un importe superior a 350.000 millones de euros, a un tipo de interés irrisorio, el 0,25%-.
La demanda de crédito también se debilita en una crisis patrimonial como vivimos: las familias y las empresas tienen que restablecer unos niveles de endeudamiento sostenibles a medio y largo plazo, lo que les lleva a reducir el gasto de consumo e inversión y a demandar menos crédito.

Perspectivas

¿Va a mejorar el crédito a corto y medio plazo? Muy probablemente, no. Primero, el crédito suele alcanzar un mínimo después de alcanzarse el mínimo del crecimiento del Producto Interior Bruto –por ejemplo, en la crisis de 1992-93, ese desfase, según el Informe Anual 2009 del Banco de España, fue de tres trimestres-. Segundo, durante un periodo dado, el crecimiento del crédito es menor que el crecimiento del PIB –en la crisis anterior, eso ocurrió durante 3 años-. Dada la dureza de la recesión actual, las desfavorables perspectivas de crecimiento a corto y medio plazo y el nivel de sobre-endeudamiento de empresas y familias del que se parte, el crédito podría no haber alcanzado todavía su mínimo y en los próximos años podría mantener una evolución muy poco dinámica.
Esas conclusiones se refuerzan si le añadimos el ambiente de desconfianza económica que sufre Europa, el retraso en el ajuste del sector inmobiliario español, la lentitud del proceso de “desapalancamiento” privado, el fuerte crecimiento de la deuda pública y las dudas sobre el proceso de reestructuración bancaria.
La respuesta de los reguladores financieros a la crisis actual –refuerzo de las exigencias de solvencia y liquidez de las entidades de crédito, límites a su apalancamiento, mayor control sobre instrumentos derivados y la titulización de activos, etc.- también contribuirá al desarrollo de un nuevo escenario económico en el que el crédito bancario será previsiblemente más escaso y menos procíclico.

"La respuesta de los reguladores financieros a la crisis actual también contribuirá al desarrollo de un nuevo escenario económico en el que el crédito bancario será previsiblemente más escaso y menos procíclico"

Para finalizar, señalaremos que nuestra recuperación económica dependerá de la financiación de proyectos de inversión viables, que favorezcan el necesario trasvase de recursos productivos de unas empresas y sectores a otros. Por tanto, es necesario avanzar en la solución a los problemas que hemos examinado en este artículo: el saneamiento patrimonial de empresas y familias, el ajuste inmobiliario, la consolidación presupuestaria y la reestructuración bancaria. Tampoco hay que olvidar el nuevo escenario financiero que se está gestando, con menores posibilidades de crecimiento del crédito bancario. Esto supondrá para las empresas mayores necesidades de recursos propios, mayor apelación a los mercados de renta fija y variable y un mayor papel del capital riesgo.

Abstract

Among the most controversial subjects of the present crisis are the difficulties encountered by Spanish companies and families when applying for a bank credit. After one decade of non-stop increase in the amount of bank credits granted to the private sector, an increase stimulated —among other causes— by very low or even negative real rate interests, the hope of constant increase in value of properties, a sharp growth in consumption and investment expenditure and constant financial innovation, companies and families sense since a couple of years that the criteria for granting credits have become progressively stricter, deeply affecting new decisions on expenses. The author analyzes some key aspects of this problem.

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