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ENSXXI Nº 47
ENERO - FEBRERO 2013

FERNANDO RODRÍGUEZ PRIETO
Notario de Coslada (Madrid). Patrono de la Fundación Signum y mediador

La excesiva mortandad de las empresas familiares
En España existe una excesiva mortandad entre las empresas familiares, lo que, entre otros inconvenientes, supone un grave lastre para nuestra economía. La contribución de estas empresas al empleo privado es de alrededor de un 80 %. Y sólo un 15 % de las mismas sobrevive a la tercera generación. Algunas de las principales causas de esta mortandad son los conflictos internos, expresos o soterrados, que en ellas se producen y la falta de un tratamiento adecuado para los mismos.
Estos problemas muy a menudo se deben a la confluencia de dos tipos de relaciones, las familiares y las propiamente empresariales, que no siempre se saben mantener adecuadamente separadas. Cada una de estas esferas tiene su propia lógica y sistema de valores. El fin de la empresa es el beneficio, a través de una adecuada estructura y dirección, lo que exige una jerarquía basada en la cualificación de las personas. Por contra, la familia está basada en la afectividad y la ayuda mutua, y está presidida hoy por un criterio básico de igualdad entre todos los miembros de cada generación.

"Estos conflictos suelen 'florecer' en momentos críticos como el de la sucesión de la empresa. Y son particularmente destructivos en tanto que, además de acabar con la empresa como motor económico de la familia, lo hace también con muchas relaciones familiares"

La interferencia de estas esferas puede dar lugar a muy diversas disfunciones. Como el que las decisiones se tomen en el seno de la familia y sin criterios empresariales. O que los socios familiares se consideren, por ese mero hecho, con derecho a participar en la gestión y/o a obtener una determinada retribución al margen de su capacitación o de las necesidades de la empresa. Son también frecuentes la renuencia del fundador a delegar la gestión y preparar así la sucesión, o su choque con el enfoque, generalmente más innovador, de sus hijos. O la dificultad, muchas veces consecuencia de lo anterior, de definir y prepara los liderazgos de los descendientes.
Estos problemas se acentúan en los casos frecuentes de familias que rehuyen enfrentarse anticipadamente a estas cuestiones por el temor de poner en peligro las relaciones familiares. Y esta dificultad de comunicación se traduce en un inevitable agravamiento de los problemas futuros.
Algunas de las consecuencias son la falta de liderazgo, la imposibilidad de una planificación a largo plazo con una adecuada inversión en I+D, la insuficiente reinversión o la dificultad de tomar decisiones que permitan a la empresa adaptarse a las circunstancias cambiantes del mercado. Los conflictos suelen entonces "florecer" en algunos momentos críticos, como el de la sucesión de la empresa. Y son particularmente destructivos en tanto que, además de acabar con la empresa como motor económico de la familia, lo hace también con muchas relaciones familiares.

"El paso del bloqueo absoluto en la comunicación y negociación a la colaboración es lo que se ha denominado 'el milagro de la mediación' y no es posible sin un buen manejo por el mediador de las técnicas adecuadas"

La mediación como solución
Al contrario de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno con una sociedad civil más madura, en España apenas se ha empezado a utilizar el mejor procedimiento de prevención y resolución de estos problemas: La mediación. Sostienen su idoneidad los siguientes factores:
- La conveniencia de soluciones que permitan la supervivencia e incluso la mejora de las relaciones, tanto intra empresariales como familiares, en el largo plazo.
- La implicación en estos conflictos no sólo de cuestiones económicas y organizativas, sino también de fuertes emociones que bloquean la comunicación y favorecen el encastillamiento de posiciones y la progresiva "demonización" de los contrarios.
- La dificultad de conseguir así un ambiente de discusión constructivo, debido a la generación de emociones negativas: sentimientos de ira, culpa, resentimiento y, finalmente, impotencia y desesperanza. Es el llamado "secuestro amigdalino".
- Lo inapropiado en estos casos de las soluciones heterocompositivas, como la judicial o arbitral, que sólo "resuelven" problemas puntuales y no el conflicto de fondo, con la aplicación de soluciones estrictamente jurídicas y al margen de los posibles intereses compartidos, y de desenvuelven en largos y costosos procesos que dejan "vencidos" y destruyen las relaciones familiares y con ellas la capacidad de supervivencia de la empresa.
En estas situaciones un buen mediador es capaz de romper las barreras de comunicación, ayudar a cada parte a tomar conciencia de los sentimientos e intereses de las otras (e incluso de los propios), positiviza el lenguaje, acentúa la conciencia del valor de la conservación y restauración de los vínculos afectivos y de su utilidad para la empresa, y consigue un nuevo y positivo diálogo donde surgen soluciones colaborativas (win/win) que satisfacen a todas las partes. Ese paso del bloqueo a la colaboración es lo que se ha denominado "el milagro de la mediación", y no es posible sin un buen manejo por el mediador de las técnicas adecuadas.

Su utilización en la generación y desarrollo de los Protocolos Familiares
El protocolo familiar (PF) es un instrumento que puede ser muy útil para la prevención y debido encauzamiento de estos conflictos y, por tanto, para la salud y supervivencia de la empresa familiar. Pero para ello es preciso conocer su alcance y sus limitaciones.
Su contenido puede ser muy diferente en cada caso, pues han de elaborarse como un traje a medida para cada empresa familiar. Suelen contener una exposición de sus fines y de los valores de la empresa y a continuación una serie sistemática de disposiciones muy variadas, a veces sobre requisitos de incorporación de los familiares a la empresa, o destinadas a facilitar la sucesión. En definitiva se trata por ellos de conseguir la adecuada separación de las esferas familiar y empresarial y evitas las citadas disfunciones.

"Cuando el PF se ha considerado como un instrumento puramente jurídico y se ha prescindido de generar una necesaria affectio al mismo que estimule su interiorización y cumplimiento voluntario, se suele volver inútil y se acaba prescindiendo de él"

Es frecuente que se configure un órgano regulador de las relaciones de la familia con la empresa, habitualmente denominado Consejo de Familia, que se ocupa además de la aplicación de las previsiones del PF. Suele resultar muy útil la participación en él de asesores especializados externos a la familia. En las familias más extensas, o para la tercera generación, se suele establecer además una Asamblea o Junta Familiar, que reúne a la totalidad de los miembros de la familia a partir de cierta edad, con funciones de información y de educación a los más jóvenes en los valores que se desean preservar.
En realidad el PF supone un conjunto muy heterogéneo de disposiciones, que suponen a veces en pactos estatutarios, otras pactos parasociales, y otras incluso meros "pactos de caballeros (y damas)", de juridicidad dudosa o muy difusa. Cuando surge el conflicto sobre su aplicación, desarrollo o pretensión de modificación, además, la vía judicial es absolutamente contraria a los fines del PF, pues acabaría con casi total seguridad con la concordia interna familiar y empresarial.
De ahí que para su eficacia sea imprescindible fomentar su cumplimiento voluntario y su interiorización como estatuto necesario por todos los miembros de la familia.
Cuando el PF se ha considerado como un instrumento puramente jurídico y se ha prescindido de generar una imprescindible affectio al mismo, una interiorización convencida de su legitimidad y necesidad, frecuentemente se vuelve inútil y se acaba prescindiendo de él. Por ello, para conseguir esa íntima y necesaria asunción del PF por parte de los todos socios implicados, presentes y futuros, es preciso conseguir su participación en su  elaboración. Hay que huir de cualquier imposición, incluso en los casos en que la iniciativa surja del fundador o fundadores cuando aún tienen el control de la empresa.
Un proceso de mediación, debidamente adaptado a cada caso por el mediador, es el instrumento idóneo para conseguirlo. Puede ahorrar meses de negociaciones y discusiones y evitar, además, una insuficiente convicción por algunos de los protagonistas que podría ser semilla de futuras disputas. Se configura así como un medio por el cual cada interesado aprenderá a escuchar y y comprender a los demás, y en el que cada uno sienta que se han tenido en cuenta sus ideas y aspiraciones. El mediador ordena y positiviza el proceso, pero no debe  asesorar o proponer directamente soluciones, por lo que en muchos supuestos se requerirá, además, la participación de otros especialistas que cumplan esta función.

"La utilización de la mediación no sólo permite a la 'familia empresaria' superar sus conflictos y salvar y mejorar sus relaciones personales y empresariales, sino que puede ser fuente de positivas innovaciones. Permite a sus miembros compartir una visión ilusionante de la empresa que, además de contribuir a su subsistencia, le dota de una nueva cohesión que supone una formidable ventaja competitiva"

En definitiva, en este proceso de creación del PF se consigue una "cultura de comunicación intrafamiliar" que algunos autores han señalado que es incluso más importante que el PF mismo, y que dota a la familia de valiosas herramientas que le van a permitir hacer frente a los conflictos que, inevitablemente, van a ir surgiendo con el paso de los años.
La herramienta de la mediación resulta útil también para los conflictos que puedan surgir en el desarrollo del protocolo o con motivo de su adaptación a nuevas circunstancias. De hecho, y dados los citados inconvenientes de la vía judicial, los protocolos de última generación incorporan una previsión de sujeción a mediación para las disputas que puedan surgir. Y resulta aconsejable combinar, en "cláusula escalonada", con una previsión de arbitraje para los casos (escasos pero posibles) en que aquélla resulte fallida, de forma que por razones de mayor eficacia y economía ambos procesos resulten administrados por una misma Institución especializada, como la Fundación Signum (como la Fundación Signum (www.fundacionsignum.org). La solución amistosa y colaborativa, favorecida por un buen mediador, será siempre preferible, pero el proceso arbitral será un mal menor siempre mejor que el judicial. Y su mera previsión puede además resultar un factor que incremente las probabilidades de éxito de la mediación.

Conclusión
La utilización así de la mediación, combinada con estos instrumentos, no sólo permite a la "familia empresaria" superar sus conflictos y salvar y mejorar sus relaciones personales y empresariales, sino que puede ser fuente de nuevas ideas y positivas innovaciones. Permite a sus miembros asumir positivamente sus respectivos roles, confiar y compartir una visión ilusionante de la empresa y sus valores. Con lo que, además de contribuir a la subsistencia de la empresa, dota a la misma de una nueva cohesión y de formidables ventajas competitivas. Por eso es sólo cuestión de tiempo que las empresas y despachos especializados, comenzando por los más vanguardistas y prestigiosos, aprendan a aprovechar estas ventajas.

Resumen

La excesiva mortandad en España de las empresas familiares, por los específicos conflictos que en su seno se originan, podría ser en gran parte paliada por la utilización de la herramienta de la mediación. El autor explica la causa y efectos de estos conflctos, y como el uso de la mediación permitiría encauzarlos y convertirlos incluso en nuevas oportunidades.
Tras explicar el error frecuente de considerar el Protocolo Familiar como un instrumento puramente jurídico, el autor explica también las ventajas de utilizar un proceso de mediación en su génesis, pues así se garantiza el reforzamiento de la convicción de su legitimidad y el cumplimiento voluntario entre los interesados.  Y expone también la conveniencia de su uso también en su aplicación, desarrollo y modificación.
Las empresas familiares que aprenden a usar este instrumento consiguen una cohesión y una visión ilusionante compartida que supone una enorme ventaja competitiva.

Abstract

The excessive mortality rate of Spanish family businesses due to the conflicts arising in their midst, could be eased in large part using mediation as a tool. The author explains the causes and effects of these conflicts and describes how mediation could canalize and even transform them in new opportunities.
After discussing the frequent error of considering the Family Protocol just a legal tool, the author talks about the advantages of mediation processes in their genesis, for it would guarantee end reinforce the certainty of its legitimacy and the voluntary fulfillment by the parties. He also advises its use in its application, development and modification.
Family businesses that learn how to use this tool are very well connected and share an illusion, which is a huge competitive advantage.

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