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REVISTA99

ENSXXI Nº 99
SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2021


Este mes de septiembre han comenzado a celebrarse en el Colegio Notarial de Madrid las oposiciones al título de notario, convocadas por la Resolución de 26 de enero de 2021, de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública para proveer 100 nuevas plazas de notario, incluyendo las 10 que conforme a la ley se reservan para personas discapaces. Son 830 los licenciados que optan a las mencionadas 100 plazas. Los Tribunales calificadores serán dos. Tanto el Tribunal 1 como el 2 tienen la misma composición: tres notarios, una catedrática, un magistrado o magistrada, una abogada del Estado y un registrador/a de la propiedad.

El temario tiene de 348 temas. Los ejercicios de la oposición serán cuatro: los dos primeros, orales, y el tercero y el cuarto, escritos. El primer ejercicio consistirá en contestar verbalmente, en el plazo máximo de 60 minutos, a cuatro temas, sacados a la suerte: los tres primeros, de Derecho Civil Español, Común y Foral, y el cuarto, de legislación fiscal. El segundo ejercicio consistirá, a su vez, en contestar asimismo verbalmente, en el tiempo máximo de 60 minutos, y por el siguiente orden, a seis temas: dos de Derecho Mercantil, dos de Derecho Hipotecario, uno de Derecho Notarial y otro de Derecho Procesal o Administrativo. Los dos temas de Derecho Mercantil y de Derecho Hipotecario serán uno de cada parte en que se hallen divididas estas materias.
El tercer ejercicio consistirá en redactar, en el tiempo máximo de seis horas, un dictamen sobre un tema de Derecho Civil Español, Común y Foral, Derecho Mercantil, Derecho Hipotecario o Notarial, de entre los formulados por el tribunal reservadamente. El cuarto ejercicio, igualmente de 6 horas como máximo, se dividirá en dos partes: redactar una escritura o documento notarial y resolver un supuesto de contabilidad y matemática financiera.

“La cuestión no es si hay que rechazar o aceptar las oposiciones sino si existe algún modo más perfecto para conseguir la selección de los más excelentes; y eso no es fácil de conseguir por un camino diferente del que actualmente tenemos”

Las últimas oposiciones, celebradas en Andalucía, y las anteriores más recientes arrojan unos resultados similares en número de candidatos y plazas ofrecidas, y un creciente número de mujeres candidatas -y mujeres que obtienen plaza-: por encima del 50% en ambos casos. Si se toma una perspectiva más amplia, partiendo de los años ochenta, cabe apreciar que se ha producido un aumento en el tiempo invertido en la oposición -que de aproximadamente cuatro años habría pasado a más de seis- y un aumento correspondiente en la edad de los candidatos que obtienen plaza, que supera los treinta años, con el dato curioso de que las mujeres son de media más jóvenes. Las razones para todo ello, aparte de la evidente incorporación de la mujer al funcionariado y al mercado de trabajo en general, puede ser el aumento de tiempo de los dos ejercicios orales (de hora y media a dos horas), que a su vez aumentará la materia que se debe conocer y exponer y con ello la extensión del tiempo dedicado a las oposiciones. Es posible, por otro lado, que la oposición se desarrolle durante casi un año.
Estos son datos relevantes de nuestra oposición que, como se puede observar, no ha sufrido grandes cambios, o al menos no cambios esenciales, desde su implantación, como modo de realizar una selección de personas dotadas de un conocimiento integral del Derecho privado, una probada capacidad de relación entre las diversas partes de aquel por medio de los ejercicios prácticos, aparte de una evidente resiliencia, constancia, capacidad de sufrimiento y autocontrol. Y, además, por medio de un sistema que tiende a la objetividad mediante la limitación del número de notarios en el Tribunal que, como se ha visto, no llega a la mitad, y el establecimiento de un sistema de sorteo tanto del momento de la actuación como de los temas que es preciso desarrollar.
Es conveniente destacar estas circunstancias en momentos como los actuales en que, desde diversas instancias, se cuestiona el sistema de oposiciones -no solo la de notarías, sino todas- como medio de acceso a la función pública. Por un lado, se achaca al sistema un cierto elitismo al exigir una dedicación de varios años en los cuales el opositor debe contar normalmente con sus padres para mantenerse; por otro, se dice que no evita sesgos como los de nepotismo, localismo u otros aleatorios como el día de la semana en que es evaluado, la hora, un posible aplazamiento y, especialmente, el orden de convocatoria.
Por supuesto, toda obra humana es imperfecta y todavía más cuando se trata de mensurar aptitudes abstractas como el conocimiento profundo, la capacidad de relación o las competencias en el análisis. Siempre será posible el error, el sesgo o la subjetividad; la cuestión política -la política es el arte de lo posible- es cómo se reducen las posibilidades de que eso ocurra. Alcanzar esa “posición original” que preconiza Rawls en su Teoría de la Justicia, en la que se deciden los principios desde el “velo de la ignorancia”, es correcto en el ámbito teórico, pero difícil de aplicar en el práctico, porque no cabe corregir de modo absoluto las diferencias de origen, cultura, las influencias familiares o la aleatoriedad del momento, que afectan además a todas las cuestiones de la vida: desde una entrevista de trabajo hasta la elección de pareja o el padecimiento de una enfermedad.

“Procede apoyar a los opositores para que den lo mejor de sí para ingresar en el Cuerpo o progresar en él, agradecer a los miembros del Tribunal su dedicación altruista y a los empleados y órganos del Colegio Notarial de Madrid el esfuerzo añadido que tendrán que realizar”

La cuestión no es si hay que rechazar o aceptar las oposiciones sino si existe algún modo más perfecto para conseguir la selección de los más excelentes. Uno que evite -o reduzca- mejor todavía el nepotismo (como se hace ahora limitando el número de los miembros del cuerpo en el Tribunal), el localismo (como se hace en las nuestras alternando la celebración en diversas Comunidades Autónomas), el condicionamiento de la materia expuesta (mediante la aleatoriedad de un sorteo), el puro ejercicio memorístico (como ahora mediante dos exámenes prácticos), la injerencia política en la distribución de oficios (mediante la eliminación de la subjetividad con Tribunales profesionales y un temario extenso y concreto) o las diferencias de género (inexistentes en nuestro caso); y eso no es fácil de conseguir por un camino diferente del que actualmente tenemos. O al menos no lo es en nuestro país que quizá no ha alcanzado un nivel de desarrollo de sus instituciones y cultura democráticas tal que permita utilizar medios de evaluación que admitan una mayor dosis de subjetividad sin mengua de la imparcialidad.
Eso no quiere decir que no haya que perfeccionar el sistema. Probablemente se precise una reducción del dramatismo del ejercicio mediante la reducción de la duración del proceso, porque ello permitiría no tener pendiente al opositor -y al tribunal- tantos meses en espera de una decisión que condiciona su vida. Una mayor profesionalización y uniformización de los exámenes de una convocatoria a otra siempre sería bienvenida.
También comienzan ahora las oposiciones entre notarios: se trata de un segundo esfuerzo que hacen algunos compañeros -en este caso 28- con el objeto de obtener una antigüedad que les permita progresar en la carrera por su esfuerzo y conocimientos. Esta oposición, de temario más reducido pero que estudia las cuestiones con mucha mayor profundidad, ha sido la incubadora de algunas de las grandes luminarias jurídicas de nuestra profesión y de todo el mundo del Derecho al incentivar un trabajo y perfeccionamiento suplementarios que quizá de otra manera no prosperarían. Deben mantenerse y reforzarse, aunque también están necesitadas de mejoras: la supresión del plazo de cinco años para la utilización de la antigüedad conseguida o la conversión en permanente de la misma serían necesarias para hacer más atractivo este reto que muchos compañeros afrontan con cargas familiares y profesionales.
En todo caso, de momento es lo que tenemos, y procede apoyar a los opositores para que den lo mejor de sí para ingresar en el Cuerpo o progresar en él, agradecer a los miembros del Tribunal su dedicación altruista y a los empleados y órganos del Colegio Notarial de Madrid el esfuerzo añadido que tendrán que realizar.

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