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ENSXXI Nº 46
NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2012

Mínima gran historia

Se han publicado muchas historias de España. Unas monumentales, como la de P. Mariana, la de Menéndez Pidal/Jover o las proyectadas  por  la Academia de la Historia. Otras  más reducidas, en  forma de breviarios, compendios, resúmenes o epitomes que en su brevedad suelen esconder intenciones sesgadas. Esta es diferente. Me refiero a la  nueva síntesis del devenir de este país que acaba de aparecer (Ed.  Turner/El Colegio de México, 2012) bajo un título nunca usado hasta ahora: Historia mínima de España, adjetivo bajo cuya aparente modestia se esconde más trascendencia de la habitual. La naturalidad de su lenguaje, el rigor en la selección y la sucinta descripción de los hechos, la alejan tanto de las habituales pautas preconcebidas de historiógrafos liberales o conservadoras de cualquier laya como de los excesos románticos de los nacionalistas de cualquier dirección.
Su autor Juan Pablo Fusi, nació en San Sebastián en 1945, se ha doctorado en la Complutense, en Oxford y en Nueva York, ha sido profesor en el CEU en Murcia en Cantabria y en el País Vasco, fue Director de la Biblioteca Nacional de España de 1986 a 1990, y desde 1988 es Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid. Sus estudios sobre el pluralismo, la nacionalidad del País Vasco, (1983), sus reflexiones  sobre el no-nacionalismo como identidad proscrita en las sociedades nacionalistas (2004),  su estudio sobre los movimientos nacionalistas contemporáneos no limitado por cierto al caso español (2003), y sobre todo el magisterio metodológico que sobre él ejerció un hispanista ajeno a nuestra idiosincrasia como es Raymond Carr que le indujo a superar discursos unívocos y prejuicios de método, le habilitan para concretar con solvencia una historia construida sobre muchas claves y perspectivas interpretativas, entendida como una narración compleja de problemas y situaciones múltiples y poliédricas.  Su punto de partida, alejado de metafísicas o determinismos, es bien claro: la Historia de España no estuvo nunca predeterminada y nada de lo que sucedió en ella tuvo que ocurrir necesaria e inevitablemente, todo se debe al azar y a aciertos y errores de decisiones humanas que en general podían haber sido otras.

"La Historia de España no estuvo nunca predeterminada y nada de lo que sucedió en ella tuvo que ocurrir necesaria e inevitablemente, todo se debe al azar y a aciertos y errores de decisiones humanas que en general podían haber sido otras"

Con ese bagaje, en 257 páginas, sintetiza cronológicamente la Historia de España desde la prehistoria de Atapuerca (780.000 a. de C.) hasta las últimas elecciones que dieron el triunfo al Partido Popular de Rajoy el año pasado,   y en ellas compendia la historia política, social y cultural de España. Siguen unas tablas cronológicas, bibliografía y un índice onomástico,  y el texto incluye varios mapas históricos. Pocas veces se ha podido concentrar en tan pocas páginas tan vasta documentación  con tanta intensidad.
En tan mínima extensión no le falta a Fusi espacio y energía para denostar tópicos repetidos como el de  que fueron los visigodos los forjadores de la unidad política y espiritual de España, cuando según dice es claro que  el unitarismo visigodo fue más nominal que efectivo. O que la reconquista duró ocho siglos cuando en realidad duró dos, empezó con la explosión del califato en taifas, fue paralela a las cruzadas y a la expulsión de los musulmanes de Cerdeña por Pisa y de Sicilia por los normandos,  y terminó prácticamente en 1270.  O la llamada guerra de la Independencia que en realidad tuvo otro origen y se decidió por el fracaso de la ofensiva francesa en Portugal y la retirada de tropas de la península por Napoleón para la invasión de Rusia. Y otros muchos estereotipos más.  Poco frecuente es su admiración por el siglo XVIII español y por la explosión cultural del primer tercio del siglo XX,  similar a la del siglo de oro.
España, como las demás naciones de Europa, dice Fusi, se constituyó en la Edad Media. La voz España (Spania, Yspane, Espanya.....) fue reiteradamente usada en la Edad Media y no solo en Castilla y León,  en el siglo XI Sancho III de Navarra y Sancho Ramírez I de Aragón se autotitularon Rex Hispaniarum y Alfonso VII se coronó como Imperator totius Hispaniae. Paralelamente la palabra español,  de origen  occitano,  se aplicó a los naturales de los reinos cristianos peninsulares, pero esa primera España no surgió como una unidad sino como una pluralidad de reinos. Fueron  la llegada de los Trastámara y la aparición de Aragón como primera potencia mediterránea occidental las claves de la formación de España como nación: lo demás, dice, es retórica. Tampoco existió bajo los Austrias sentimiento nacional o idea de patria, sentimiento que iría germinando a lo largo del siglo XVIII:  fue  el nuevo tipo de monarquía centralizada y burocrática de los Borbones lo que articuló definitivamente a la nación española.

"Fueron la llegada de los Trastámara y la aparición de Aragón como primera potencia mediterránea occidental las claves de la formación de España como nación: Lo demás, dice, es retórica"

Fusi desgrana con gran propiedad y solidez la historia de los siglos XVIII a XXI, su especialidad, terminando su exigua historia con los aciertos y sobre todo los grandes errores de Zapatero,  esa ruptura de los consensos básicos de la transición y esa negación sistemática de la crisis financiera de 1908, insistiendo para terminar en que la historia futura de España tampoco está predeterminada ni depende de la fatalidad del destino, sino del coraje y el acierto de los hombres al escoger entre las varias opciones que el azar y el destino ofrezcan en el futuro. La historia de España es un proceso abierto, una evolución no lineal, continuidad y cambio en el tiempo. Pero una historia apasionante,  infinitamente más hermosa e infinitamente más interesante que la ficción novelesca  como nos recuerda Fusi en frase de Ranke.

Confesiones desgarradas

Pura confesión es la que nos brinda Paul Auster en su última obra Diario de Invierno (Anagrama, 2012), donde retomando el hilo de sus anteriores trabajos La invención de la soledad  y A salto de mata, continúa explorando  su vena autobiográfica en un parlamento  consigo mismo, recordándole a su otro yo, mejor a su yo,  y reprochándoselos  en su caso sus errores, sus decepciones, sus angustias y hasta sus vergüenzas. Confesiones y autobiografía, crítica o drama, Auster se explaya con meticulosidad e intención en lo más íntimo de sus recuerdos sin que le detenga ni su progenie  judía de la que cuelga un asesinado, ni el impudor de su primera sexualidad, ni su confesión sincera de su sensación de fracaso en los tumultuosos años pasados en París donde sin embargo, y aunque no lo explicite, asimiló la cultura flotante que le convirtió en el más europeo de los escritores de su país y en autor de las novelas más  …    como hace días reconoció en ABC su editor en España Jorge Herralde.

"Es el  Diario de un hombre que ha entrado en el invierno de la vida y piensa  que quizá sea mejor dejar las historias a un lado e indagar en lo que ha sido vivir en el interior de su cuerpo desde el primer día que recuerda estar vivo hasta hoy"

Esa  inmersión en sí mismo de autor tan penetrante y mordaz  nos deja al descubierto un universo lleno de intuiciones, descubrimientos e impulsos. No en vano  tu cuerpo, le dice a su interlocutor (él mismo),  siempre ha sabido lo que tu intelecto desconocía, y sea cual sea la forma que elija para descomponerse,  con mononucleosis, gastritis o ataques de pánico, tu cuerpo siempre es la zona más afectada por tus miedos y batallas interiores y acusa los golpes que tu mente no puede o no quiere encajar. Es la literatura de un  hombre torturado, capaz de provocar y transmitir sensaciones contradictorias, siempre viscerales y sinceras, no exentas de ternura tintada de ironía, casi siempre inéditas y desde luego todas ellas  llenas de matices de sensibilidad inexplorada.                                 
No es la primera vez que aparece en estas páginas Paul Auster, premio Príncipe de Asturias de la Letras y uno de los novelistas norteamericanos de mayor  prestigio.  Es el  Diario, las  Confesiones o la  Autobiografía de un hombre que,  según dice,  ha entrado en el invierno de la vida y piensa  que quizá sea mejor dejar las historias a un lado e indagar en lo que ha sido vivir en el interior de su cuerpo desde el primer día que recuerda estar vivo hasta hoy. Es  un catálogo de datos sensoriales, lo que se podría denominar fenomenología de la respiración.  Sentimiento, emoción y sinceridad.  Son las confidencias de un hombre dolido que lleva una herida en su interior desde el principio. Por qué, si no,  le dice  a su yo, te has pasado toda tu  vida adulta vertiendo palabras como sangre en una hoja de papel?

Un hombre humano…

Cuando al comienzo de esta revista se abrió una Sección,  hoy temporalmente cerrada, sobre los Grandes del Notariado,  nadie en el Consejo de Redacción dudó que en esa Galería debería figurar por méritos propios Ángel Martínez Sarrión, padre del actual Vicedecano José Ángel Martínez Sanchiz. En el número ----- de esta revista se destacaba su figura señera en sus facetas doctrinal, didáctica, profesional y notarial, en una pálida reseña de los méritos que como investigador y notario había demostrado durante toda su vida.
Pero Ángel Martínez Sarrión tuvo una personalidad multifacética y siempre flotó la sensación de que no se le había hecho toda la justicia que su rica personalidad merecía.

"Recoge  una serie de anécdotas, reflexiones y panegíricos que dejan al descubierto la grandeza de la sencillez, la llaneza de la profunda sabiduría, la inmensa ternura que puede exudar un alma noble"

Hoy la Fundación Matritense del Notariado ha contribuido a salvar parcialmente esa deficiencia editando una magnifica obra póstuma, con incorporación de la necrológica que en comunicación a la Academia de Jurisprudencia de Cataluña peroró el también notario Elías Campo Villegas el 5 de junio de 2012.  Bajo el título: Cuando el hombre comienza a ser historia recoge  una serie de anécdotas, reflexiones y panegíricos que dejan al descubierto la grandeza de la sencillez, la llaneza de la profunda sabiduría, la inmensa ternura que puede exudar un alma noble, la firmeza de lo racional perfeccionado por la delicadeza del sentimiento, de  quien fue,  además de ser notario ejemplar y un erudito publicista,  un hombre íntegro y cabal. Ese era Angel Martinez Sarrion.
El libro es modélico, su prosa fácil y gratificante y su contenido una  amalgama de confesiones, amenidad, talento y donaire. Su lectura nos hará reír, añorar, rememorar y aprender. ¡Enhorabuena!

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