Menú móvil

El Notario - Cerrar Movil
REVISTA110

ENSXXI Nº 114
MARZO - ABRIL 2024

 

 

Patricia Rodríguez Rubio
Notaria de Espinosa de los Monteros (Burgos)

Soy una de los 90 afortunados que aprobaron en la última convocatoria de la oposición a Notarías. Si hoy me han concedido el honor de escribir un artículo para la revista es porque aprobé con 24 años. No obstante, quiero comenzar aclarando que considero que aprobar esta oposición es una hazaña con independencia de los años que tarde uno en conseguirlo. Creo, incluso, que hay más mérito en suspender y tener el valor de volver a empezar de cero. Teniendo esto en cuenta, voy a contar mi experiencia en la oposición para, con suerte, motivar a los que empiezan y, a su vez, dar algún consejo que a mí personalmente me ha ayudado en este camino.

Cuando terminé la carrera de Derecho, decidí hacer oposiciones y descubrí las de Notarías, que enseguida me llamaron la atención dado el interés que he tenido siempre por el Derecho Civil. Sin embargo, antes de lanzarme a estudiar, visité a una amiga de mi madre que trabaja como notaria para poder conocer de cerca la profesión. Sin duda, recomiendo a quiénes se planteen estudiar Notarías que, si tienen la posibilidad, acudan a una y vean en qué consiste. Para mí fue definitorio a la hora de tomar la decisión de intentarlo y me dio un objetivo que visualizar para motivarme.
Una vez tomada la decisión de hacer Notarías, empecé a estudiar en octubre de 2019. La primera semana no sabía cómo estudiar y recuerdo que estuve llorando desconsoladamente porque no me aprendía los artículos. Sin embargo, llevé los cuatro temas que me habían pedido los preparadores. Por supuesto, no canté en tiempo, ni tuve apenas literalidad, pero me puse a hablar y expliqué con mis palabras lo que había entendido. Desde entonces no falté a ningún cante, no porque lo hiciera siempre bien, de hecho, al igual que todos, he tenido cantes realmente malos. Lo importante es que nunca dejaba de ir a cantar por no llevar los temas perfectos, porque muchas veces me sorprendía a mí misma y lo hacía mejor de lo que esperaba.

“Aprobar esta oposición es una hazaña con independencia de los años que tarde uno en conseguirlo”

Comenzaron a pasar los meses y poco a poco la rutina de estudio se iba haciendo más llevadera. Eran muchas horas, sí, pero la oposición daba un sentido de propósito a mi vida que me hacía sentir realizada al tachar cada día en la agenda lo que tenía previsto. Cuando llegaban días en que no podía estudiar, ya por causas propias o por motivos externos, trataba de compensarlo estudiando más horas al día siguiente o llevando más temas la semana posterior. La cuestión era cumplir con el calendario que me había propuesto mi preparadora.
En definitiva, desde mi punto de vista, la constancia y la organización pesan mucho más que la inteligencia y la memoria que cada cual pueda tener. Yo tenía claro que no se trataba de engañarme a mí misma, sino que si sabía que era capaz de estudiar más lo hacía. Al final del día, aunque el preparador te guíe y la familia te apoye, si no nos esforzamos al máximo nadie lo puede hacer por nosotros.
Transcurrido un año y unos meses, llegó la convocatoria de la oposición y el sorteo. Fue aquí donde aprendí una lección que creo importante. Mi número fue casi el último del Tribunal 1, lo que significaba que, aunque para el primer oral tuve más tiempo, para el segundo tuve cuatro meses y para el tercero apenas uno. Sin embargo, lo conseguí. Por ello, opino que no debemos dejar que el número que nos toque nos desmotive porque, sea cual sea, tendrá sus ventajas y sus desventajas. Nunca se sabe lo que puede pasar, y menos en una oposición tan larga y compleja como esta.
Unos meses después, las vueltas empezaron a ser más rápidas y llegó el momento de hacer completos. Recuerdo perfectamente una de las últimas vueltas anteriores al examen por lo que sufrí, dado que no salí satisfecha de ninguno de los cantes. Semana tras semana volvía a casa decepcionada y quedaba tan poco tiempo para el examen que aquello era descorazonador y lo que es peor, desmotivador. Para afrontar esta situación y no rendirme, decidí aguantar aquella vuelta hasta el final, con independencia de que los cantes no fueran tan bien, y tomar la siguiente como un nuevo comienzo. Así, en vez de dejarme llevar por la frustración, confié en que la siguiente vuelta sería diferente y conseguí recuperarme.

“Desde mi punto de vista, la constancia y la organización pesan mucho más que la inteligencia y la memoria que cada cual pueda tener”

Durante las semanas anteriores al examen, cada día estaban más cronometrados los pocos minutos que podía descansar y los pocos minutos que tenía para repasar cada tema. Las palabras “no me acuerdo de nada” cada vez se repetían más en mi mente. En esta última fase en que esa clase de pensamientos negativos no dejan de surgir, el consejo que más me ayudó fue el que me dieron mis padres: “no pienses, sólo estudia”. Y es que, si nos centramos en todo lo que nos queda por delante, lo más probable es que nos bloqueemos y perdamos mucho tiempo de estudio que, a esas alturas, es valiosísimo. Hay que tratar, aunque sea difícil, de no dar vueltas a si has estudiado lo suficiente. El tiempo es el que es, así que hay que seguir hacia delante y confiar en que el día del examen te acordarás. Igual no de todo, pero sí de lo suficiente.
Cuando llegué al primer oral, saqué las bolas y me llevé una gran sorpresa al ver que los temas que me habían tocado no eran para nada de mis favoritos. En ese momento mi cuerpo sólo me pedía salir de allí corriendo y que terminase todo. Pero había prometido a mi preparadora que iba a aguantar la hora, así que me obligué a mantenerme sentada y comencé a cantar. Hay que creer a los preparadores cuando dicen que el día del examen saldrán los temas por tu boca de forma casi automática. Lo importante es hacer el enorme esfuerzo de empezar a cantar, porque a partir del primer epígrafe el ejercicio poco a poco empieza a hacerse más llevadero.
Por mi parte, en este examen cometí un error del que aprendí para los siguientes. Mientras cantaba, tenía una voz en mi cabeza que señalaba cada error que había cometido e insistía en que ese error iba a determinar mi suspenso. Evidentemente, no lo estaba haciendo tan bien como delante de mi preparadora, pero pocas veces delante del tribunal vamos a ser capaces de hacerlo igual, teniendo en cuenta la presión que sentimos en ese momento. Salí convencida de que iba a suspender, y sin embargo resultó que había aprobado. Por ello insisto en que siempre nosotros vamos a ser nuestros peores jueces, pero el único criterio que importa es el del tribunal.
Al aprobar el primer oral, no había podido estudiar nada del segundo ejercicio y, al tener tan poco tiempo para ello, mi preparadora me recomendó utilizar el sistema de acumulación y descansar solamente unas horas los sábados. Creo que aquellos fueron los meses más agotadores de la oposición, pero sin duda el esfuerzo valió la pena. Me mantuve motivada pensando que tenía una oportunidad que a lo mejor no tendría en la siguiente convocatoria, así que no quedaba otra que aprovechar toda la energía que tuviera mi cuerpo.

“Hay que tratar, aunque sea difícil, de no dar vueltas a si has estudiado lo suficiente. El tiempo es el que es, así que hay que seguir hacia delante y confiar en que el día del examen te acordarás. Igual no de todo, pero sí de lo suficiente”

No debemos olvidar, sin embargo, la importancia de cuidar la salud. Afortunadamente, no tuve que soportar ese nivel de estudio muchos meses, pero hay que saber cuándo es necesario descansar y cuándo podemos permitirnos sacrificar el descanso. Otra cosa que valoro de la oposición es lo mucho que enseña de uno mismo y de lo que uno es capaz. A veces echo la vista atrás y no doy crédito del número de horas que pude estudiar sin apenas reposo.
Llegado el segundo oral, como he señalado antes, traté de ser positiva y no centrarme en los fallos. De hecho, hubo un momento, que seguramente habremos sufrido muchos de nosotros, en que sabía que había algo que no había dicho y me bloqueé por unos segundos que, para mí, se sintieron como horas. De nuevo, todo mi ser pedía levantarse y salir huyendo, pero esta vez había cambiado la mentalidad respecto al primer examen. Así como en el primero la voz de mi cabeza señalaba los errores, ahora estaba centrada en seguir hasta el final. De esta forma, continué con el siguiente epígrafe y aprobé. De nuevo, la lección era conseguir aguantar el ejercicio sin obcecarme en lo que yo creía que no había hecho bien, dado que el punto de vista del tribunal puede ser distinto y es el único que importa.
Cuando aprobé el segundo oral llegó el momento de preparar el dictamen. Sinceramente, he de decir que me resultó el examen más complicado y al mismo tiempo el más satisfactorio. Sin duda creo que es el más complicado porque de pronto pasamos de un horario estricto de estudio, en el que sabes qué y cómo debes estudiar porque llevas años haciéndolo, a un mundo en que los problemas jurídicos que se te pueden plantear parecen y son casi inabarcables. No hay un temario delimitado y eso puede hacer que sientas una sensación de descontrol. Sin embargo, también es en el dictamen donde creo que nos acercamos realmente a lo que es la profesión que vamos a ejercer, dado que se trata de poner en práctica todo lo que hemos aprendido con el estudio de la teoría, y te permite ver en la realidad práctica todo aquello que en los folios parecía que no tenía aplicación.
También aquí quiero resaltar la importancia del compañerismo. Frente a los demás exámenes, que preparé prácticamente sola, durante las semanas que estudié dictámenes conocí compañeros excepcionales, de los cuales muchos hoy son amigos míos y compañeros de promoción, y otros que no tuvieron la misma suerte, pero que estoy segura de que lo conseguirán en la próxima convocatoria. Aunque en esta fase de la oposición era fácil abrumarse, disfruté mucho al ver cómo la mayoría de los compañeros nos ayudábamos, nos explicábamos aquellas cuestiones que no habían quedado claras y compartíamos muchas “fichas” que íbamos haciendo. Sin duda, creo que debemos valorar y preservar ese compañerismo en las distintas convocatorias, dado que, al final, sólo nosotros que pasamos por esto sabemos lo que es, y ayudarnos unos a otros es positivo para todos.
En conclusión, siento que la oposición vale la pena en muchos sentidos. En el ámbito profesional te proporciona un nivel de conocimiento jurídico que pocas personas tienen de cara al mundo laboral, y eso te abre muchas puertas en el caso de no aprobar. En el ámbito personal, te forja como una persona fuerte que es capaz de resistir ante situaciones adversas y, si tienes la fortuna de aprobar, te da una gran confianza en ti mismo y la sensación de que puedes afrontar todo lo que se te presente, pues ya has logrado lo más difícil. Finalmente, además, conocerás personas maravillosas que puede que te acompañen el resto de tu vida.

Palabras clave: Oposición, Opositor, Notarías.
Keywords: Public examination, Public examination candidate, Notaries.

Resumen

Creo que opositar a Notarías vale la pena en muchos sentidos, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Este artículo cuenta mi experiencia en las distintas fases de la oposición, con el objetivo de llegar a todos aquellos que se planteen estudiar Notarías o estén ya inmersos en el proceso para, con suerte, motivar a los que empiezan y, a su vez, dar algún consejo que a mí personalmente me ha ayudado en este camino. Desde mi punto de vista, la constancia y la organización pesan mucho más que la inteligencia y la memoria que cada cual pueda tener. Ello, junto a mantener una mentalidad positiva, considero que son las claves que pueden determinar el éxito.

Abstract

I believe that sitting the public examination to become a Notary is worthwhile in many ways, both professionally and personally. This article recounts my experience at the various stages of the examination, for all those who are considering studying for notarial examinations or who are already engaged in the process, in order to hopefully provide some motivation for those who are starting out, and to offer some advice that has personally helped me on the path. From my point of view, perseverance and organisation are far more important than the intelligence and memory that anyone may have. In addition to maintaining a positive attitude, I believe they are the key factors that determine success.

El buen funcionamiento de esta página web depende de la instalación de cookies propias y de terceros con fines técnicos y de análisis de las visitas de la web.
En la web http://www.elnotario.es utilizamos solo las cookies indispensables y evaluamos los datos recabados de forma global para no invadir la privacidad de ningún usuario.
Para saber más puede acceder a toda la información ampliada en nuestra Política de Cookies.
POLÍTICA DE COOKIES Rechazar De acuerdo