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REVISTA110

ENSXXI Nº 113
ENERO - FEBRERO 2024

Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR
Periodista


LA PERSPECTIVA

Escribe Vasili Grossman en Vida y destino (Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2007) que hay una comprensión del tiempo completamente diferente, particular, que hace decir: “Mi tiempo... No es nuestro tiempo”. Es decir, que nos lleva a apropiarnos de un segmento temporal y nos excluye de otros. Grossman precisa que nada es más duro que ser hijastro del tiempo, que no hay destino más duro que sentir que uno no pertenece a su tiempo. Aquéllos a los que el tiempo no ama se reconocen al instante donde quiera que estén. Porque “el tiempo solo ama a aquéllos que ha engendrado: a sus hijos, a sus héroes, a sus trabajadores. No amará nunca, nunca, a los hijos del tiempo pasado, así como las mujeres no aman a los héroes del tiempo pasado, ni las madrastras aman a los hijos ajenos. Así es el tiempo. Se va ligero, sin hacer ruido. Ayer mismo todavía confiabas en ti, alegre, rebosante de fuerzas, hijo del tiempo. Y hoy ha llegado un nuevo tiempo, pero tú, tú no te has dado cuenta”.

Pero llegados aquí, la cuestión que conviene precisar es la de si es el nuevo tiempo que llega el que nos declara excéntricos a su esfera o si somos nosotros los que desertamos subiendo a cubierta, abandonando la inmersión en el tiempo que se inaugura, retirándonos para protegernos de la intemperie y sobrevivir en atmósferas más confortables y acordes con nuestra mermada capacidad pulmonar. Es decir, si son las novedades características de ese nuevo tiempo las que nos convierten en enajenados o si somos nosotros, si es nuestra incapacidad de adaptación, la que nos excluye de una actualidad, cuyo rasgo definitorio es la aceleración, entendida como sucesión constante de acontecimientos que se desplazan unos a otros, sin dirección alguna, en un ciclo interminable de inmovilidad frenética que no iría tan rápido si no estuviera constantemente perseguido por la proximidad de su caída, como con autoridad se ha escrito.

“No hay destino más duro que sentir que uno no pertenece a su tiempo”

Apropiarse del tiempo fue el recurso utilizado por Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE y portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, para zanjar las críticas que algunas figuras de su partido habían formulado, por ejemplo, a las alianzas con Bildu y ERC. Sucedió cuando preguntada al respecto dijo en rueda de prensa: “siempre escucho atentamente a nuestros mayores, pero somos una nueva generación y ahora nos toca a nosotros”. Y reiteró "somos una nueva generación a la que toca dirigir el país y la dirección del PSOE". O sea, que la señora Adriana Lastra, recurre al ahora, que considera suyo y de su generación, a los pronombres personales nos y nosotros y al presente de indicativo del verbo, todo ello en contraposición del antes que concuerda con el pretérito indefinido y traza así una divisoria infranqueable invocada para ningunear a quienes ejercieron con anterioridad responsabilidades en el partido y en la gobernación del país.

“El tiempo solo ama a aquellos que ha engendrado. No amará nunca, nunca, a los hijos del tiempo pasado”

Entre los afectados por tan drástico descarte, fue Felipe González quien le salió al paso. Lo hizo para reconocer que hace ya 24 años que dejó la política activa pero que "no va a consentir nunca" que nadie le mande callar: "si alguien me manda callar diciendo que es socialista, yo sé que no es socialista". González no cree que sea una cuestión de edad y concluye que habla cuando tiene que hablar y pide que le respondan con argumentos. Considera "absolutamente imprescindible" en política que la gente tenga capacidad para opinar. Califica de "pobre" el argumento de "apártate que me toca a mí" y añade que "hay mucha gente a la que le faltan ideas y se pone una coraza que oculta la falta de ideas con una especie de discurso ideológico".
En cuanto a los apoyos que ha buscado el gobierno de coalición de Sánchez e Iglesias señala que "tienen implícitas unas contradicciones que impiden hacer un proyecto de país". Aclara que su rechazo a Bildu y ERC no trae causa de sus orígenes o de las responsabilidades delictivas en que hubieran podido incurrir que en su caso se sustanciarían en los tribunales. Sostiene que, a los diputados de esas formaciones como a todos los demás, su escaño en el Congreso les da plena legitimidad. Pero aliarse con ellos carece de sentido porque “ni ERC ni Bildu están interesados en un proyecto que fortalezca a España como espacio público compartido, ni es progresista querer romper España". Para Pablo Iglesias sí es coherente hacerlo porque coincide con su estrategia de “llevarnos a un estado plurinacional".

“Cada cultura es ante todo una determinada experiencia del tiempo y no es posible una nueva cultura sin una modificación de esa experiencia”

Momento de volver a Giorgio Agamben quien apuntó que “cada cultura es ante todo una determinada experiencia del tiempo y no es posible una nueva cultura sin una modificación de esa experiencia”. De donde resulta que la tarea original de una auténtica revolución ya no es simplemente “cambiar el mundo” sino también “cambiar el tiempo”, por eso la política efectiva es, en buena medida, una cronopolítica. ¿Se inaugurará un tiempo en el que puedan coexistir sin apropiaciones indebidas, ni exclusividades sectarias, cuantos estratos generacionales se sigan probando válidos y resistentes a la prueba cronológica? ¿O más bien la diferencia en la esperanza de vida nos separará de manera terminante como señala el poema de Khalil Gibran que declara cómo los hijos viven en la casa del mañana, que los padres no pueden visitar ni siquiera en sueños? Y tendrá razón Joan Manuel Serrat en que no hay otro tiempo que el que nos ha tocado vivir.

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