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REVISTA110

ENSXXI Nº 114
MARZO - ABRIL 2024

Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR
Periodista


LA PERSPECTIVA

Galileo, conminado como estaba por el Tribunal de la Inquisición a abjurar de la visión heliocéntrica del mundo, dice la leyenda que apostilló su declaración murmurando de manera inaudible para sus jueces el célebre eppur si muove [la Tierra alrededor del Sol]. Así que mientras abjuraba en alta voz poniendo a salvo su vida, en voz baja reiteraba su convencimiento de que la censura dogmática nunca prevalecería frente a las pruebas científicas. Jorge Wagensberg sostiene que la esencia del proceder científico es la investigación con un método que se atiene a tres principios: el de la realidad, el de la inteligibilidad y el de la dialéctica, mediante el cual se contrasta el enunciado y la experiencia. Siempre he pensado que también los periodistas deberían respetar esos mismos tres principios.

Sabemos que los avances de la Física han ido en paralelo con el perfeccionamiento de los instrumentos de observación. Porque las nuevas teorías han debido enunciarse siempre por la necesidad de dar cuenta de fenómenos observados por primera vez, que era imposible explicar mediante las teorías vigentes que hasta entonces se habían venido considerando suficientes. En todo caso, es preciso convenir con Heisenberg que no conocemos la realidad, sino tan sólo la realidad sometida a nuestro modo de interrogarla. Y tener muy en cuenta cómo en microfísica se produce una interferencia entre el objeto observado y el sujeto. En el modo de interrogar a la realidad o, en el caso de la entrevista, al entrevistado es dónde da la talla el periodista.

“En periodismo sucede que cuando se informa de un hecho, es decir, cuando se difunde como noticia, se altera su valor. Nada permanece igual a sí mismo después de haber sido noticia”

Como hice constar en el libro Sobre las leyes de la Física y la Información (Editorial Espasa, Madrid, 2009), en periodismo sucede también, aún bajo las normas de la más depurada objetividad, exactitud e independencia, que cuando se informa de un hecho, es decir, cuando se difunde como noticia, se altera su valor. Nada permanece igual a sí mismo después de haber sido noticia. Y sabemos que esa alteración puede ser, a todos los efectos, irrelevante o introducir modificaciones sensibles o sustanciales en la esfera de las percepciones sociales y retroalimentar así cambios en los hechos noticiables de partida. La campaña electoral de julio de 2023 ha permitido confirmar estas notas.

“Esa alteración puede ser, a todos los efectos, irrelevante o introducir modificaciones sensibles o sustanciales en la esfera de las percepciones sociales y retroalimentar así cambios en los hechos noticiables de partida”

En cada ocasión, la convocatoria a las urnas genera un perfil singular y el que se vive estos días está marcado por el antagonismo inédito entre líderes políticos de una parte y medios de comunicación y periodistas, de la otra. Fue Donald Trump quien descubrió el yacimiento de adhesión popular que podía surgir de ese cultivo. Ningún asesor hubiera jamás aconsejado a su patrón enfrentarse a los señores de la prensa, siempre temidos y cortejados hasta que llegó el trumpismo. Un fenómeno que también ha cundido entre nosotros como ha demostrado Pedro Sánchez quien, después de cuatro años de abstinencia sin conceder más entrevistas que las solicitadas por sus incondicionales, decidió prodigarse en todos los medios, de preferencia los considerados hostiles. A partir de ahí se produjo una interesante inversión, de manera que el sometido a prueba dejó de ser el presidente y fueron sus interrogadores periodistas quienes pasaron a ser examinados.

“La convocatoria a las urnas genera un perfil singular y el que se vive estos días está marcado por el antagonismo inédito entre líderes políticos de una parte y medios de comunicación y periodistas, de la otra”

Así que, del mismo modo que las sesiones semanales de control al Gobierno, cada miércoles, en el Pleno del Congreso fueron derivando en sesiones de control a la oposición a la que emplazaban Sánchez y sus ministras, cuestionándola por su pasado franquista sin excusa; por su presente, falto de calor en el elogio al presidente; y por su futuro, sin más destino que el de identificarse urgente con la extrema derecha de Vox.
Aquel principio del “perro no come perro”, que invocaban los periodistas atentos al principio de no agresión entre los del oficio, era una destilación del régimen pestilente que supo premiar a los adictos y se hizo temer de los hostiles. Ahora sus últimos restos parecen abolidos. Pero sucede que la siembra del encono ha derivado en duelos al sol que eclipsan las noticias para propiciar en su lugar el protagonismo de los periodistas en detrimento de los lectores de los periódicos y de las audiencias de las emisoras de radio y de los canales de televisión.

“La siembra del encono ha derivado en duelos al sol que eclipsan las noticias para propiciar en su lugar el protagonismo de los periodistas en detrimento de los lectores de los periódicos y de las audiencias de las emisoras de radio y de los canales de televisión”

Y, como escribe José Ángel Valente en El fin de la edad de plata, seguido de nueve enunciaciones (Tusquets editores, Barcelona, 1995), “Bienaventurado el que todo se lo explica, el recto, el ortorrecto, el rectodoxo, porque de él será el reino de las tapias, la ordenación feliz de lo empotrado, la apoteosis de la gran sordera”. Pero en este regreso al cainismo, a la ambientación del miedo que impulsa la sumisión hay que distinguir como propone el poeta Valente “el odio menor del infecundo, el odio sublunar del que no sabe más que abatir un cuerpo, el odio implícito del que calcula, busca, se aproxima con coartada y órdenes precisas, el odio por escrito, el odio a sueldo, el odio del ojeador, del policía, del frustrado escribiente, del letroide, del lívido, del ácido, del que vive perpetuo detrás de su solapa esperando la hora y el lugar que cree más propicios, el odio del anémico o del mínimo que no podrá llegar ni al ser ni al odio nunca”.

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