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REVISTA110

ENSXXI Nº 114
MARZO - ABRIL 2024

Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR
Periodista


LA PERSPECTIVA

Un escueto comunicado, hecho público el viernes 19 de enero a última hora de la tarde, da cuenta de que Su Majestad el Rey, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 65.2 de la Constitución, ha tomado la decisión de “relevar a Don Jaime Alfonsín Alfonso como Jefe de Su Casa y nombrar a Don Camilo Villarino Marzo para ese cargo, lo que se llevará a efecto a lo largo del próximo mes de febrero”. A continuación, precisaba que el relevado ha estado casi treinta años al servicio del Rey Felipe VI, primero como Jefe de Su Secretaría (1995-2014), siendo Príncipe de Asturias, y luego como Jefe de Su Casa (2014-2024), tras Su proclamación ante las Cortes Generales. También que Su Majestad desea seguir contando con su valioso y leal consejo, para lo cual le nombrará Consejero Privado y, en esta condición, le continuará prestando el asesoramiento que requiera y desempeñará las funciones que le encomiende.

Casi 30 años junto a Don Felipe son prueba irrefutable de la lealtad y la entrega de Jaime Alfonsín, que había pedido sin aceleraciones ni angustias su relevo de una Jefatura ejercida de manera ejemplar, sirviendo a la Corona y a su titular sin buscarse ventajas ni privilegios, en tiempos en que no ha sido fácil hablar ni callar sin peligro. La Jefatura de la Casa sabe bien que “con inquietud reclina la cabeza el que lleva una corona”, y tiene comprobada la asimetría que supone recibir críticas de quienes saben que no serán replicados, ni demandados, porque el Rey no puede andar acudiendo a los juzgados, ni sentirse afrentado por quienes se saben amparados por la impunidad para intentarlo. En todo caso, como Shakespeare hace decir a Ulises en Troilo y Cressida, una empresa padece cuando se quebranta la jerarquía, de modo que “quitad la jerarquía, desconcertad esa sola cuerda, y escuchad la cacofonía que se sigue”.

“Casi 30 años junto a Don Felipe son prueba irrefutable de la lealtad y la entrega de Jaime Alfonsín, que había pedido, sin aceleraciones ni angustias, su relevo de una Jefatura ejercida de manera ejemplar”

De quien pasa a ser el Jefe de su Casa, Don Camilo Villarino Marzo, señala el comunicado que, en la actualidad, es “Director de Gabinete del Alto Representante de la UE para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad”. Luego, apunta que es miembro de la Carrera Diplomática desde 1989, que ha sido Director del Gabinete de sucesivos Ministros de Asuntos Exteriores del Gobierno de España entre los años 2017 y 2021 y que a lo largo de su trayectoria profesional también ha desempeñado diversas responsabilidades en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, dentro y fuera de España.
La lectura atenta de su hoja de servicios permite descodificar estas primeras pinceladas y averiguar que entre sus destinos diplomáticos figuran Washington, Rabat y Bruselas, puntos cardinales de la política exterior de nuestro país. En las dos primeras capitales estuvo destinado como número dos de las respectivas embajadas y esa misma segunda jefatura tuvo en la representación permanente ante la UE en Bruselas. Parece que haya sido Director del Gabinete de cuatro ministros de Asuntos Exteriores, tanto de procedencia pepera como socialista, daría a entender que, desde ambos lados del arco político, fueron apreciadas sus capacidades y sus méritos. En cuanto a su actual destino junto al Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, Josep Borrell, se diría que es un buen entrenamiento para acceder a la Zarzuela en momentos de agitación internacional. De ahí que sea un diplomático quien suceda ahora a un abogado del Estado.
El comunicado de la Casa del Rey dice que “Su Majestad, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 65.2 de la Constitución, ha tomado la decisión de relevar al Jefe de Su Casa”. Se confirma así, al invocar la Constitución, que ese es el marco en el que se produce el relevo dado que, a tenor del artículo 65.2, “El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa”. Donde el adverbio libremente, significa que los nombramientos y relevos de los miembros de su Casa son actos que, a diferencia de todos los demás incluidos en el artículo 64 de la Carta Magna, no requieren ser refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes, o por el Presidente del Congreso en el caso del nombramiento del Presidente del Gobierno o de la disolución prevista en el artículo 99.5.

“Del diplomático que pasa ahora a ser el Jefe de la Casa, Don Camilo Villarino Marzo, subraya el comunicado que, en la actualidad, es ‘Director de Gabinete del Alto Representante de la UE para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad’ Josep Borrell”

Nada se produce en el vacío del laboratorio, todo ocurre bajo determinadas condiciones de presión y temperatura y queda sometido a los agentes de la erosión, pero, al menos, estos nombramientos y relevos de la Casa de Su Majestad están exentos del refrendo gubernamental. No han tenido que ser avalados por el Gobierno. Por eso, su examen puede esclarecer qué andaba buscando el Rey. Nos falta saber cómo ha sido el proceso de selección, a partir de qué retrato robot se ha iniciado esa búsqueda, quienes han sido descartados antes de llegar al candidato final con quién o quiénes, en su caso, ha querido consultarla Felipe VI.
Haciendo balance urgente del periodo cumplido por el ahora relevado, Jaime Alfonsín, algún exégeta elogia la dignidad inmutable (del Rey) ante los incómodos ninguneos protocolarios por parte de algunas autoridades (sobre todo indepes, pero no solo) si bien se abstiene de reprobar que el Gobierno haya preferido ignorar esos ninguneos y que se haya abstenido de tomar cartas en el asunto para ponerle fin. O sea, indignación y denuncia a la fiscalía de la paliza al muñecote en la esquina de Ferraz y Marqués de Urquijo y silencio y aguantoformo cuando son las imágenes, de quienes encarnan otras instituciones de ámbito nacional, las condenadas al fuego.
Porque si las quemadas son efigies, símbolos o banderas, del que venía siendo nuestro país, la autoridad competente tiene probado que prefiere la eliminación de las referencias, si es que aún figurara alguna, que implique la imposición de sanciones en el Código Penal. O sea, barra libre, pero irreversibilidad de la tolerancia. Porque si alguien faltara al respeto debido a los símbolos de la Generalitat, si alguien se permitiera prestar el acatamiento preceptivo al Estatut para acceder a la condición de Diputado del Parlament bajo cualquiera de las fórmulas que niegan la promesa o juramento mientras lo están prestando para poder incorporarse al Congreso o al Senado, tendríamos la mundial. Vale.

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