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ACADEMIA MATRITENSE DEL NOTARIADO

Conferencia dictada por Carlos Berzosa Alonso-Martínez, Rector Magnífico de la Universidad Complutense de Madrid

El 17 de enero, con muy importante asistencia de público jurídico y universitario y dentro del ciclo de la Academia Matritense del Notariado, dictó una interesante conferencia el Rector de la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Economía Aplicada, profesor Carlos Berzosa Alonso-Martínez. La oportunidad del tema de la conferencia, tan vinculado a la situación actual de la economía mundial, contribuyó sin duda a que, al término de la disertación, se prolongaran largo rato los cambios de impresiones en los salones del Colegio. Al presentar al conferenciante, el Decano, José Aristónico García, puso de relieve la apertura del Colegio y de sus actividades, durante los años recientes, a las instituciones de la sociedad civil y especialmente a la Universidad.

Subrayó el Decano que siempre fueron muy sólidos los vínculos entre el Notariado y la Universidad, y que el nacimiento universitario del derecho notarial marcó de forma indeleble el destino de la institución, que siempre ha mantenido con la Universidad una relación simbiótica que se ha traducido en un mutuo enriquecimiento. El notariado toma prestado de la Universidad el bagaje que necesita para su configuración y devuelve, en parte, lo recibido en forma de obras doctrinales y colaboraciones docentes, aunque siempre todos seremos deudores de la Universidad a la que por propia esencia incumbe la misión en forma continua de investigar y enseñar quedando para los demás la misión correlativa de aprender.
Esta es la razón, añadió el Decano, de haber llamado a participar en este curso de la Academia Matritense del Notariado al Rector de la más importante universidad de España, la Universidad Complutense; heredera nominal de aquel estudio que en 1508 fundó Cisneros precisamente en el que fue centro del urbanismo hispano en aquel momento, en Alcalá, donde cuatro años antes, en 1504, se había promulgado la Pragmática que configuró el Notariado español en las coordenadas modernas.

Madrid, Redacción.-
Comenzó el rector Carlos Berzosa recordando con humor que una de sus obligaciones como secretario de la ONG ACSUR-Las Segovias era ir a firmar al notario cada dos por tres, de manera que, cuando fue elegido Rector de la Universidad Complutense, se encontró con la grata sorpresa de que los notarios iban al Rectorado cuando se precisaba firmar, lo cual le venía muy bien porque no podía “dirigir toda la Complutense y tener que ir a los notarios cada dos por tres. De alguna manera, la notaría fue un poco la responsable de que dejara la Secretaría de la ONG y me pasaran a Vicepresidente, cargo desde el que ya no tenía que ir a firmar”.
Subrayó Berzosa que para esta conferencia, en un recinto tan grato para él como es el Aula Académica de la Academia Matritense del Notariado, había elegido el tema tan de actualidad, controvertido y discutido como la globalización económica y sus efectos en las leyes. “Yo, realmente, como soy economista sé de globalización económica, pero de sus efectos en las leyes no sé tanto, simplemente voy a plantear algunas consideraciones determinadas”.
Comenzó diciendo que el término globalización se empezó a utilizar más en los medios de comunicación que en los académicos, y que se trata de un término relativamente reciente: es en la década de los 80 cuando empieza su uso; antes, en los años 60 y 70, no se hablaba de globalización sino de internacionalización. En Francia se utiliza más mundialización, pero en general se impone el término anglosajón, que no tiene una única acepción reconocida por todos: cuando hablamos de globalización estamos muchas veces refiriéndonos a cosas diferentes.
Muchos autores, sobre todo historiadores, utilizan el término globalización referido a la evolución de la historia, sobre todo desde la conquista de América, que supuso, al igual que la apertura de las rutas asiáticas, un fenómeno de globalización muy importante en la economía. También lo fue la época de 1870 a 1913, con la expansión de la exportación de capital. Es decir, que no solamente no usamos todos el término de la misma manera sino que lo aplicamos a épocas distintas históricas. Y parece importante precisarlo, porque hay que hacer hincapié en que, aunque el término sea nuevo, la globalización es un fenómeno antiguo. Simplemente no habíamos utilizado antes la palabra.

"No se puede volver la rueda de la historia para atrás pero convendría buscar mecanismos supranacionales de justicia y de leyes que regulen esta globalización a escala mundial porque la historia demuestra que el mercado es eficiente, pero no necesariamente genera modelos socialmente deseables"

El profesor Berzosa empezó por la definición que da el diccionario de la Real Academia Española, que está demostrando una capacidad importante de adecuarse a los tiempos que corren y constituye un buen inicio para saber de qué estamos hablando. La Real Academia define la globalización como “Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales.” Esto es útil porque pone el énfasis primero en los mercados y después también en las empresas, aunque están vinculados unos con otras. El propio José Luis Sampedro, como académico que es y participante en la elaboración de esta descripción, lo puntualiza en la obra suya El mercado de la globalización: “Es el nombre que se da a la más moderna, avanzada y amplia forma del mercado mundial, el sistema en el que se ha liberalizado al máximo la circulación de flujos financieros y monetarios, con ciertas limitaciones y controles, también los movimientos de mercancías y más restringidamente aún los desplazamientos de trabajadores”.
Los mercados son fundamentalmente tres. El primero es el mercado de las mercancías, de los bienes y de los servicios, que es el que está más cercano a los ciudadanos. Incluye no solamente los bienes de consumo o los servicios sino también los bienes de equipo: hay un mercado que se produce entre las empresas -que compran a otras empresas bienes intermedios- en el que los ciudadanos no intervenimos. El segundo lugar lo ocupa el mercado de capitales, fundamental y con muchas modalidades: inversiones extranjeras directas, créditos internacionales, créditos en general (porque también los créditos en este caso adquieren una dimensión internacional), préstamos de diversa índole, inversiones en las Bolsas. En definitiva, todo tipo de inversión, pues ese mercado de capitales es cada vez más complejo, cada vez más mundial y cada vez más extenso. Y finalmente existe el mercado laboral, el mercado de los trabajadores: las empresas demandan mano de obra, los trabajadores ofertan sus conocimientos, sus capacidades, sus habilidades y se establece un mercado entre el mundo empresarial y los trabajadores.
Tenemos pues tres mercados y, como vemos en la definición de José Luis Sampedro, realmente el que está más globalizado, más extendido a nivel mundial, es el mercado de capitales y, dentro de él, fundamentalmente el financiero y el monetario, más que el de las inversiones directas. De ahí su gran importancia en la época actual, desde los años 80 hasta ahora.
Pero hay precedentes históricos. Los fenómenos no suelen ser nuevos del todo y por eso es importante tener en cuenta la historia, y también los elementos diferenciadores de cada etapa. Con el descubrimiento de América se estableció una economía mundial, con transacciones comerciales muy importantes entre España y América Latina. Pero era, como en el caso de las rutas de Asia, un mercado fundamentalmente de mercancías. En el siglo XIX y a principios del XX empieza a expandirse el mercado de capitales, sobre todo en el sector minero y en el petrolífero, aunque la inversión extranjera directa no juega todavía un papel relevante.
Pero los procesos en la economía, como en todo, no son siempre lineales ni armónicos y pueden ser reversibles. La I Guerra Mundial interrumpe ese proceso internacionalizador del capital y abre una fase compleja en la economía, la depresión de los años 30, que cierra las economías en sí mismas y frena el proceso mundializador.
Después de la II Guerra Mundial, tras un proceso de reconstrucción complicado, los países avanzados inician una etapa de crecimiento muy importante. Se ha dicho, y se ha demostrado con cifras y con datos, que el período que va desde 1947 a 1973 es el período histórico en el que la economía ha crecido más rápidamente. Y es llamativo que, creciendo tanto, la apertura de la economía fuera muy inferior a la actual. La intensificación de las relaciones comerciales y las inversiones extranjeras de capital vuelve a intensificarse cuando se inicia la integración económica con la puesta en marcha del Mercado Común, en el año 1957.
Ahora hay empresas multinacionales en todos los sectores, no sólo en el industrial, sino también en la transformación de productos agrícolas y desde luego en el sector servicios: cadenas hoteleras multinacionales, compañías de seguros, bufetes de abogados, grandes superficies comerciales, supermercados de barrio que están rompiendo el comercio tradicional porque son grandes cadenas alimentarias de Alemania o Francia… En definitiva, la multinacionalización afecta a todas las esferas de la economía cada vez en mayor medida.
El profesor Berzosa analizó detalladamente el proceso de evolución de los mercados y su progresiva globalización después de la II Guerra Mundial, con especial atención a lo sucedido no sólo en Estados Unidos y Japón, sino también en el espacio europeo y en el latinoamericano: la apertura comercial se incrementa, las empresas de todos los sectores se extienden a nivel mundial, sobre todo a partir de los años 80, y aparece la globalización financiera, que es el fenómeno distintivo de nuestra época.
Hubo un momento crucial, que puso de relieve la necesidad de cambiar las políticas económicas. Fue en los años 70, con la crisis que puso fin a una época dorada de crecimiento y pleno empleo. Se dieron juntos dos fenómenos que hasta entonces los economistas consideraban contrapuestos: la inflación y el paro. Su coexistencia era impensable, siempre se había considerado que eran dos palancas de sencillo manejo político: incremento de la inflación para conseguir el pleno empleo; freno del déficit público, a costa del paro, para corregir la inflación.
Pero se dieron a la vez la inflación y el paro y aquello tuvo dos consecuencias: se acuñó un nuevo término, la estanflación, y surgió con cierta fuerza el llamado paradigma neoliberal como alternativa a las políticas económicas que estaban en uso. Apoyado en principio por Milton Friedman y Hayek, entre otros economistas de la época, se inició un proceso de liberalización económica: privatización de empresas y servicios públicos; desregulación de los mercados internos y, sobre todo, el mercado laboral; inserción mayor de la economía en el contexto internacional. Esa liberalización de los años 80 y esa apertura hacia la economía mundial es lo que favoreció progresivamente el incremento del comercio mundial.
Los Estados redujeron las limitaciones a la inversión extranjera directa y favorecieron la movilidad de capital, liberalizando los mercados de los bienes y servicios y, sobre todo, los mercados financieros, que también tienen un gran apoyo en las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación. Las TIC realmente propician la globalización, la expansión del mercado mundial de una manera hasta entonces imposible.
El mercado financiero es el más avanzado globalmente porque la liberalización lleva consigo una serie de normas jurídicas que facilitan la movilidad de los capitales a través del mundo. Ya no se trata tanto de inversión extranjera directa sino de capital que entra en las Bolsas para comprar acciones y obligaciones de empresas, deuda del Estado, en fin, todo tipo de acciones o activos que se puedan comprar.

"No sabemos cuál va a ser la dimensión de la actual crisis. Hay cierta dificultad en el mercado financiero, habrá una desaceleración y un mayor desempleo, una actividad económica menor, pero la solidez de la economía mundial y sobre todo de las economías europeas van a hacer que esto no sea  dramático"

A veces esta liberalización también tiene un componente especulativo importante. Los movimientos de capitales financieros se hacen a través de ordenador y eso, lógicamente, hace que sea un mercado muy rápido, muy ágil; también muy voluble, inestable y miedoso en muchas ocasiones. Y además es un mercado que está abierto las 24 horas del día, de manera que el director financiero de una empresa puede estar, a las tres de la mañana en España, invirtiendo en Singapur y manejando su liquidez invirtiéndola en un sitio o en otro. Esta globalización financiera y monetaria, que es la que más ha avanzado, también generó muchas inestabilidades sobre todo en la década de los 90.
Fueron años muy inestables que empezaron con la crisis en México, que se llamó luego “efecto tequila” porque se expandió a toda América Latina, precisamente por la globalización. Las virtudes de la globalización se extienden pero también las crisis, como está sucediendo ahora con las hipotecas en Estados Unidos. A principios de los años 90 la peseta tuvo que ser devaluada tres veces en un período de tiempo corto; la libra y la lira se salieron del sistema monetario europeo porque la presión les hacía no poder mantenerse; y hubo, aparte de la crisis del sistema monetario europeo y la de México, otras crisis: en Rusia, en Brasil, en países asiáticos que eran muy dinámicos, crecían muy fuertemente y exportaban con mucho vigor. Fueron años con muchas inestabilidades financieras. Había críticas a la globalización, pero no sólo de los movimientos antiglobalización radicales, sino también de economistas que veían en esta globalización financiera un peligro cierto.
Algunos planteaban restringir los movimientos de capitales internacionales. Un economista tan reputado como Bhagwati decía que la globalización comercial era una cosa y la globalización financiera otra muy distinta; que eran mercados distintos, que no se podían mezclar ni combinar y, por tanto, había que tratarlos de manera diferente. Consideraba que la globalización comercial estaba muy bien, la apertura de los mercados era positiva porque hacía que los productos bajasen de precio en beneficio de los consumidores. Pero opinaba que la globalización financiera creaba excesiva inestabilidad en la economía mundial. A este respecto, el profesor Berzosa subrayó el enorme valor estabilizador que tuvieron, para Europa, la llegada del euro y la bajada de los tipos de interés que se produjo tras el auge de las finanzas de los años 80 y 90 y que permitieron la recuperación de la inversión.
Estamos ahora en una fase en la que de nuevo nos preocupa la globalización y sus posibles efectos perniciosos. Esta fase se inicia en Estados Unidos con el tema de las hipotecas basura, porque Estados Unidos ha crecido mucho pero ha crecido muy endeudado, sobre todo la economía de las familias. No se genera una catástrofe, no es el “crack” del 29, pues la economía mundial tiene más capacidad que entonces para reaccionar, pero hace que el crecimiento se desacelere. No es que vayamos hacia abajo, sino que crecemos menos, como cuando levantamos el pie del acelerador del coche.  Pero genera menor actividad económica y mayor desempleo, con lo que podemos entrar en el círculo vicioso: menos demanda, más empresas con dificultades, más desempleados y grupos socialmente perjudicados por ello. Es una crisis de hipotecas de Estados Unidos, pero Estados Unidos es la gran potencia económica mundial y lo que pasa allí repercute en las demás economías.

"La globalización preocupa porque puede tener efectos virtuosos pero también perniciosos. Ahora no vamos hacia abajo, sino que crecemos menos. Es una crisis de hipotecas de Estados Unidos, pero es la gran potencia económica mundial y lo que pasa en Estados Unidos repercute en las demás economías"

Ahora hay gente que responsabiliza al gobierno de temas en los que el gobierno no tiene nada que ver. Por ejemplo, de la subida de los tipos de interés y por tanto del precio de las hipotecas; esas subidas se deben al Banco Central Europeo, ya no existe autonomía nacional para subir los tipos de interés. O de la subida de salarios, cuando el gobierno no cuenta con mecanismos para frenarlos, lo único que fija es el salario mínimo; el resto es negociación colectiva.
Dice Carlos Berzosa que no se sabe cuál va a ser la dimensión exacta de esta crisis, pero piensa que no va a ser grave.  Que habrá una desaceleración y un mayor desempleo, pero que la solidez de la economía mundial -y sobre todo de las economías europeas- va a evitar que sea dramático. Hay además dos países emergentes que de alguna manera están equilibrando la situación de Estados Unidos: China e India. El crecimiento de ambos es tan grande que en estos momentos son elementos compensatorios importantes.
Vivimos en una economía global. La economía mundial, en lo que llevamos del siglo XXI, ha crecido a unos ritmos muy fuertes, ha recuperado los grandes crecimientos de los años 60, pero parece que ahora no conseguimos unos ciclos tan largos y tan estables como entonces. La economía tiene fortaleza, el dinamismo que han introducido China e India favorece a todos, pero también genera tensiones inflacionistas y sigue habiendo muchas fragilidades financieras en la economía mundial.
Berzosa hizo hincapié en la incapacidad de la globalización para resolver el subdesarrollo: “Esto es lo que yo entiendo por globalización, como algo distinto a otras épocas históricas, y que tiene aspectos positivos y aspectos negativos porque los efectos buenos de la globalización se distribuyen muy desigualmente y, a pesar del crecimiento económico de los últimos años, sigue habiendo muchos países subdesarrollados, hay grandes diferencias mundiales, mucha pobreza y no está resultando fácil evitarlo. América Latina ha crecido extraordinariamente en los últimos tiempos, pero Argentina, como Brasil, son países con un fuerte crecimiento y a su vez con grandes desigualdades. La desigualdad sigue siendo una nota distintiva de la mayor parte de los países de América Latina. Es decir, que la globalización ha podido tener sus ventajas pero no ha arreglado muchos problemas del mundo, como la gran desigualdad entre los ricos y los pobres, el que exista todavía mucha gente con hambre y pobreza. Y, a su vez, estas diferencias económicas mundiales son las que están detrás de los movimientos migratorios, que a veces nos asustan y que de alguna manera están provocados por la desigualdad”.
Considera Berzosa que es poca la capacidad de maniobra de los Estados, cuyo poder dentro de su territorio se está quedando pequeño desde el punto de vista económico. Los estados tienen todavía un margen de maniobra, pero cada vez menor, porque ante estos flujos financieros no pueden hacer nada, no hay banco central que pueda hacer algo. Y no tenemos tampoco instancias supranacionales que hagan de reguladores económicos. Nos encontramos con una economía cada vez más mundial pero sin instituciones supranacionales que la regulen y eso es lo que hace que falten mecanismos para gobernar la globalización del mercado.

"Que aparecieran juntas inflación y paro no estaba previsto en los manuales y se acuñó el término estanflación, la coexistencia de inflación con paro. Es cuando surge lo que hemos llamado el paradigma neoliberal y se inicia un proceso de liberalización económica, privatización y desregulaciones"

Concluye el conferenciante que a las leyes les está pasando lo mismo que a los estados-nación: son leyes nacionales pero nos movemos en un marco multinacional, internacional, y eso afecta a la propia legislación sobre las empresas multinacionales, porque actúan en un país y estas no se van de un día para otro como ocurre con el capital financiero, que es más volátil. Son multinacionales, pero también actúan en función de las legislaciones laborales de los países, de sus impuestos… Eso crea una gran complejidad legislativa. Además, las empresas multinacionales comercian mucho entre sí y utilizan los precios de transferencia, lo que es una manera de transferir recursos de unos países a otros, algo difícil de combatir por las legislaciones nacionales.
Donde más difícil está resultando una legislación internacional es en el mercado financiero, que es el más globalizado, el más inestable, el que más problemas nos causa y donde, seguramente, la legislación encuentra más dificultades. Si a esto le añadimos todos los artificios de la ingeniería financiera, todas las empresas interpuestas, los paraísos fiscales, nos encontramos en un mundo donde la legislación está siendo estrecha frente a los grandes retos que la economía mundial plantea.
El profesor Berzosa considera, con Stiglitz, que no se puede volver la rueda de la historia para atrás pero que convendría buscar mecanismos supranacionales de justicia y de leyes que regulen esta globalización a escala mundial. Porque la historia demuestra que el mercado es eficiente, pero no necesariamente genera modelos socialmente deseables, por lo que la intervención pública es fundamental.
Concluye el conferenciante explicando que “estas son las consideraciones de un economista que ha tenido la osadía de hablar, en un colegio de notarios, de algunos temas que espero que les hayan interesado, porque la economía, en el fondo, también es la base de nuestras vidas, de nuestro nivel económico, de nuestro desarrollo. Sin perder de vista que la sociedad no debe sustentarse sólo en la economía, sino también en valores humanos, en valores de solidaridad y sobre todo también en valores culturales”.    

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