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ANTONIO RODRÍGUEZ ADRADOS
Notario

Ocupa hoy por derecho propio esta galería de "Grandes del Notariado", José María de Prada González, uno de los grandes durante cuarenta años del Notariado madrileño, que ha llevado a cabo una trascendente labor profesional, corporativa, internacional y doctrinal y ha sido Decano del Ilustre Colegio Notarial de Madrid y Presidente del Consejo General del Notariado.
Pero empecemos por el principio. José María de Prada nació el 6 de marzo de 1931 en Valoria la Buena (Valladolid), donde su padre, Don José María de Prada y Fernández Mesones, ejercía la profesión notarial; datos éstos, loci y sanguinis, que exigen algunos comentarios.
José María de Prada es hijo de Notario; de un Notario residente, que tuvo dos hijos Notarios, José María y Joaquín, prematuramente fallecido cuando era Vicedecano del Colegio Notarial de Barcelona; Joaquín estaba al nacer, y José María apenas tenía dos años cuando se incendió la Casa-Notaría, y la Dirección General reconoció los esfuerzos del Notario, su padre, para salvar el protocolo. La impronta notarial de la familia Prada continúa en los tres hijos varones de José María, actualmente Notarios de Madrid, José María, Vicente María y Carlos María de Prada Guaita.
El lugar de nacimiento de José María trae causa de aquella residencia notarial; pero fallecido prontamente su padre, la niñez y la juventud de José María, su formación, sus estudios, tuvieron lugar en Salamanca. Podemos decir, por tanto, que José María es salmantino; en Salamanca nos conocimos él y yo hace más de sesenta años, y en la Facultad de Derecho de Salamanca cursó José María un cuatrimestre de Derecho Hipotecario a mi cargo en el que, según suele bromear, aprendió buena parte del Derecho Hipotecario que sabe. Si algo me debiera por ello, lo pagó con creces, porque fue José María quien propuso mi desconocido nombre para redactar la ponencia española del Congreso de Bruselas sobre "La naturaleza jurídica del documento auténtico notarial" y quien me la encargó por teléfono cuando yo me encontraba en el Círculo Recreativo de Villanueva de Córdoba jugando al dominó; y así comenzó mi carrera de notarialista. 

"Los notarios tenemos una segunda naturaleza, la imparcialidad frente a todos, parientes, compañeros, amigos y clientes"

Llegados a este punto tengo que admitir la posibilidad de ser recusado en la redacción de esta semblanza; por amistad íntima e incluso por parentesco, ya que mi mujer y él son parientes lejanos. Pero por nuestro ejercicio profesional los notarios tenemos una segunda naturaleza, la imparcialidad frente a todos, parientes, compañeros, amigos y clientes.
La pasión notarial vivida en la casa paterna llevó a José María a estudiar la carrera de Derecho, para ser notario; ingresó prontamente en el Notariado por San Javier (1955); y en virtud de dos oposiciones entre Notarios, a los tres años fue Notario de Campo de Criptana (1958), y tres años después, de Notario de Madrid (1961).
La sede del Colegio Notarial de Madrid, Juan de Mena,  era entonces algo así como la "docta casa"; un conjunto de Notarios insignes, además de su trabajo profesional, llevaban a cabo una labor corporativa de la que se beneficiaba el conjunto del Notariado español y una intensa labor doctrinal, y además estaban presentes en las más diversas instituciones y  actividades sociales. José María desarrolló también, desde el primer momento, una gran labor de publicista; pero no voy a inventariar aquí los más de cuarenta trabajos que componen su bibliografía; sólo voy a utilizarlos, en ocasiones, como brújula para orientarme entre las otras dos fundamentales preocupaciones, y ocupaciones, de José María; la notarial en sus dimensiones profesional y corporativa, y la social. 
La primordial dedicación de José María, desde su ingreso hasta su jubilación, ha sido lógicamente la Notaría, llevada con toda su vitalidad y con perfecta organización en su doble vertiente funcionarial y profesional.
Los ingenieros, especialistas en ofimática, se empeñaron una vez en mejorar su organización, y allí estuvieron varias sesiones reloj en mano, controlando la duración y costo de las diversas labores concretas de su oficina notarial; al final le aconsejaron que no hiciera testamentos, actas, ni poderes, pero José María siempre estimó que es deber fundamental del notario mantener su disponibilidad para los instrumentos infraremunerados en nuestros Aranceles de precios políticos; un día a la semana, por ejemplo, le tenía reservado para recibir a los testadores -iba a escribir a porta gayola- y autorizar sus testamentos.
En su labor profesional cuidó siempre las funciones de dirección y plasmación jurídica, y las del consejo y la asistencia a las personas, con una constante actuación jurídica y humana impregnada de un sentido ético de fondo religioso; no olvidemos que José María de Prada fue miembro, en representación de la Iglesia, de la Comisión Mixta que negoció los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979, y actualmente forma parte de la Comisión Mixta de Interpretación del Acuerdo Jurídico; también fue Presidente de Caritas Española (1976-79), y actualmente Consejero de Caritas Diocesana de Madrid. En su labor de publicista se refleja frecuentemente esta mentalidad, con estudios sobre "onerosidad y gratuidad de los actos jurídicos" (Anales, XVI) y numerosos trabajos sobre la patria potestad, su reforma y su ejercicio conjunto (Revista de Derecho Notarial, 112, 115 y 117-118).
No podía subestimar José María los instrumentos de nuestra profesión, la aplicación rigurosa y el estudio teórico del Derecho Notarial, o más ampliamente del Derecho Documental. Se ha ocupado de estos temas en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo ("La forma de los actos jurídicos y la seguridad jurídica", 1989); en el "master" sobre Derecho documental del Colegio Notarial de Madrid ("Los principios que rigen la función notarial" 1992); y en los Estudios organizados por el Consejo General del Poder Judicial y el Consejo General del Notariado, en el marco del Convenio para la formación continuada de jueces, magistrados y notarios ("Los sistemas documentales. El documento público y el instrumento público, 1995). Y siempre el testamento: "Las formalidades testamentarias y la nueva Ley Uniforme" (Homenaje a Don Federico de Castro, II, 1976).

"Es deber fundamental del notario mantener su disponibilidad para los instrumentos infraremunerados en nuestros Aranceles de precios políticos"

En la misma dirección notarialista, como obra menos conocida, pero de gran importancia, José María de Prada es profesor de Derecho Notarial en la Escuela Diplomática desde 1976, impartiendo a los que van a ser Cónsules de España los conocimientos notariales indispensables para el ejercicio de la función notarial en el extranjero; lo que le ha llevado a convertirse en el asesor jurídico-notarial nato de sus antiguos discípulos que, ya Cónsules, han venido resolviendo sus dificultades telefoneando desde los más distintos rincones del mundo a José María de Prada, a su despacho de Santa Engracia.
Llegado a Madrid, pronto fue llamado José María de Prada a las labores corporativas. Empezó en 1967, como Tesorero del Colegio de Madrid, cargo de que dimitió al negarse a firmar las pensiones de las viudas de los Notarios, por pensar, con toda razón, que eran notoriamente injustas, como lo son, y como lo serán; fue la primera de las varias dimisiones de José María que conozco, en este país en el que nadie dimite;  yo le sustituí en el cargo de Tesorero, dando así comienzo mi dedicación corporativa.
José María, fuera de la Junta, continuó siempre colaborando con ella y con la Junta de Decanos, hoy Consejo General del Notariado. Y no sólo en cuestiones puntuales; fue Delegado del Consejo General del Notariado para Asuntos Internacionales (1985-87), y para Asuntos de Imagen y relaciones con la prensa (1988-90), abriendo camino a muchas realizaciones posteriores.
Y al fin, en el trienio 1990-1992, mediante reñidas elecciones, fue Decano del Colegio Notarial de Madrid y Presidente del Consejo General del Notariado; en las Cartas del Presidente de la "Gazeta de los Notarios" pueden verse los continuos problemas y sus grandes aciertos; no fue bien comprendido su proyecto para resolver el entonces candente tema de los Corredores de Comercio.
Constante ha sido la dedicación José María de Prada a la Unión Internacional del Notariado Latino: componente en los Congresos de Munich-Salzburgo (1967) y Segundo de Buenos Aires (1973); Delegado español en la Comisión de Asuntos Europeos de la Unión (1969-75); Secretario del Consejo Permanente (1975-77); y Miembro del Consejo Permanente, primero efectivo y cuando voluntariamente lo dejó, con carácter honorario. También tomó parte en las reuniones de Presidentes de los Notariados Europeos, con anterioridad incluso al ingreso de España en el Mercado Común; porque el Notariado español entró antes que España en el Mercado común europeo; yo recuerdo mis viajes a Bruselas en condición de Presidente, acompañado de dos grandes "expertos", Augusto Gómez-Martinho y José María de Prada. Los profundos conocimientos de José María en el ámbito internacional tuvieron también reflejo doctrinal, su ponencia "Competencia de los Cónsules extranjeros en España" (III Congreso Nacional del Notariado Español, Maspalomas, 1986).

"El tradicional notario de las familias y de las personas es hoy además notario de las empresas"

Repetidamente se ha ocupado José María de Prada de temas de Derecho Mercantil, porque el tradicional notario de las familias y de las personas, es hoy además notario de las empresas. Recordemos, además de sus ponencias en Congresos Internacionales, "Algunos aspectos de los préstamos bancarios" (1984, Anales, XXVI), "Problemas que plantea la nueva regulación de las obligaciones convertibles" (1990, Anales XXX-1), y "Observaciones en torno a algunas cláusulas de los contratos de leasing", con aspectos civiles y mercantiles (Homenaje a Juan Vallet, II). En materia de sociedades, o en general de personas jurídicas ha tratado de la constitución de Cooperativas, Asociaciones, Fundaciones y demás personas jurídicas distintas de las Sociedades civiles y Mercantiles (Master citado, 1992), "Patrimonios adscritos a fines" (Congreso de Academias Jurídicas Iberoamericanas y Revista Jurídica del Notariado, 1996), o "La persona jurídica administradora de una Sociedad Anónima" (Homenaje al Prof. Aurelio Menéndez).
Pero la gran pasión del José María de Prada publicista son las Fundaciones, quizá porque como dice el art. 34 de la Constitución Española han de estar orientadas a "fines de interés general"; José María fue miembro de la Comisión redactora del Reglamento de Fundaciones y de varios proyectos de ley, y tiene una docena de trabajos publicados sobre la materia; recordemos sus "Aspectos notariales de la Ley de Fundaciones" (Revista Jurídica del Notariado, 11, 1994); José María de Prada es el mayor especialista español en tema de Fundaciones.
Por su formación mercantilista José María de Prada es Vocal Permanente de la Comisión General de Codificación, Sección II, de Derecho Mercantil. Y en este concepto ha presidido la Comisión designada por el Ministerio de Justicia para redactar el Anteproyecto de Ley de Jurisdicción voluntaria, concluido a fines del pasado año 2005.
Tiene José María la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort; le sobran méritos para ser Académico de Jurisprudencia, pero ya se sabe que también en las Academias no están todos los que son.

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