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Un paso mal calculado en el último relevo de presidentes del Consejo General del Notariado, dimisión por sorpresa de Ojeda y nombramiento precipitado de Guerrero para conjurar el avance de la plataforma Democrática y alargar la duración de la dinastía, ha significado su final.
La que podíamos llamar dinastía de los compensados, por haber sido los únicos presidentes que en contra de la historia, la tradición, el texto legal y los mandatos jurisprudenciales, han percibido retribuciones de la caja común, sale por la puerta de atrás de la historia con una renuncia forzada por la amenaza de una moción de censura cuyo éxito estaba cantado. Una salida, no ciertamente honrosa, amasada en el barrizal en que se vio metido Guerrero, el último representante de la dinastía, al tener que defender vanamente lo que la ha caracterizado: percepción de compensaciones retributivas a todas luces ilegales, conscientemente percibidas como tales, que no consiguieron legalizar ni siquiera por la vía indirecta de reformar casi todo un reglamento que ha dejado, en cambio, como legado  para el notariado el mayor recorte competencial que se recuerda, el nuevo art. 143.

"Un paso mal calculado en el último relevo de presidentes del Consejo General del Notariado, para conjurar el avance de la plataforma Democrática y alargar la duración de la dinastía, ha significado su final"

Ha sido una dinastía que imponía una sucesión endogámica por cooptación entre los conjurados con un credo común del que forma parte, además de un clientelismo excluyente, la oposición frontal a la elección del presidente por sufragio directo de todos los notarios, como éstos han demostrado preferir.
Una dinastía que, aparte los contubernios para esa sucesión circular, había tomado como  programa político un obsesivo y miope continuismo de objetivos coyunturales sin examinar su posible perentoriedad: algunas obsesiones enfermizas entorno a algo innato al Notariado como el control de legalidad, y la retención irracional de los fondos mutualistas para un sandia vanagloria. .
Una dinastía que instauró como sistema las sesiones itinerantes costosas y festivas, halagadoras para el decano de turno, que fortalecían el grupo, evitaban discrepancias, frivolizaban los debates y facilitaban la toma de  acuerdos.
Una dinastía que inició la dejación de funciones en manos de profesionales ayunos en sensibilidad notarial y a veces con intereses contrapuestos, llegando a veces la pura externalización de funciones.
Una dinastía que sustrajo al  Pleno del Consejo, para encomendarlo primero al grupo leal, luego a la Comisión Permanente y al final a mentores que ni siquiera pertenecían al Consejo, las funciones más importantes que la ley encomienda al Pleno.
Una dinastía que, en contra del principio de transparencia que hoy debe regir todos los asuntos públicos, instauró el ocultismo de las primeras compensaciones, y ya en un derrotero imparable, lo amplió al examen de cuentas y presupuestos y terminó extendiéndolo a la misma gestión de los asuntos colectivos.

"Una dinastía que nos ha dejado como herencia una caída en picado de la imagen colectiva, una falta de iniciativa e imaginación preocupante, una rutina en la gestión que ha conducido a la esterilidad"

Una dinastía en fin que nos ha dejado como herencia una caída en picado de la imagen colectiva, una falta de iniciativa e imaginación preocupante, una rutina en la gestión que ha conducido a la esterilidad, pura inacción frente a las rebajas sistemáticas de aranceles y de trabajo en los despachos notariales. Y, en el balance crematístico del debe, el ominoso art. 143 del Reglamento, la apertura indiscriminada del índice notarial en una OCP mal regulada, el descontrol de sociedades confusas como Ancert o Serfides, y la riada de euros en compensaciones, cuya ilegalidad declarada les obliga a reintegrar al colectivo notarial de donde fueron tomadas. Una dinastía, en fin, compuesta por los cuatro últimos presidentes, que ahora tienen una deuda pendiente con los notarios que, como mínimo, les hace inhábiles para representar al notariado en cualquier foro, mientras no la satisfagan.

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