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Por: JOSÉ MANUEL GARCÍA COLLANTES
Ex Presidente del Consejo General del Notariado
Notario de Madrid



CNUE

Desde hace algún tiempo las alusiones a las siglas CNUE (Consejo de los Notariados de la Unión Europea) en escritos y encuentros notariales se han convertido en algo usual. Pero ¿saben los notarios españoles verdaderamente lo que hace CNUE?
Hagamos un poco de historia. Fue a finales de la década de los setenta cuando, a iniciativa francesa, comenzaron unas tímidas reuniones entre representantes de los notariados cuyos Estados eran miembros del entonces llamado Mercando Común Europeo. Eran reuniones circunscritas lógicamente al ámbito de los notariados romano-germánico y carentes de periodicidad. Mantenían un carácter más coloquial que formal pero se fueron incrementando a finales de los ochenta, con la presencia siempre de los presidentes que las dotaban cada vez más de un claro carácter político-notarial.
La profundización de la integración europea producida a finales de los ochenta y principios de los noventa puso de manifiesto la necesidad de una mayor integración notarial, que devino inevitable tras los ya famosos “jalones” del Consejo Europeo de Tampere que sentaron las bases para la creación de un “espacio único” de Justicia en Europa.
El reto era doble. Por un lado era necesario crear un “espacio único notarial” capaz de atender la creciente demanda de servicios notariales por parte de ciudadanos extranjeros que se instalaban o trabajaban en país distinto al suyo de origen como consecuencia de la libertad de circulación. Por otro lado era imprescindible emprender una cierta armonización de la función notarial partiendo de lo que es esencial en la misma: La autenticidad que el documento notarial lleva consigo y que lo dota de una eficacia especial probatoria, ejecutiva y legitimadora. Lo que a su vez implicaba también una cierta armonización del estatuto personal del notario autor del documento.
Todo ello hacía ineludible la constitución de una organización común que, en nombre de los notarios europeos, actuara como única voz ante las autoridades comunitarias. Había que dar un paso más con un inequívoco significado: Dejar de ser una reunión de notariados limitada a estrechar lazos o estudiar el derecho comparado para pasar a ser una entidad que agrupara a todos los notariados latino-germánicos de la Unión representando al conjunto ante las autoridades comunitarias en todos aquellos asuntos que superaran el ámbito nacional y tuvieran una dimensión comunitaria.

"Hoy podemos hablar de la existencia de un concepto de notario y de la función pública notarial a nivel europeo. Hemos avanzado mucho. Y han sido muchas las ideas y propuestas notariales que han sido reconocidas en el derecho de la Unión Europea y que han consolidado un concepto europeo de la función notarial"

Y así surgió CNUE. Lo que antes era una “Conferencia de Presidentes” pasó a ser la “Conferencia de los Notariados de la Unión Europea” (cambiada posteriormente su denominación por la de “Consejo”). Dotada de personalidad jurídica (conforme al derecho belga) y de estatutos, sede física y personal propio. Precisamente en este año de 2018 celebramos el vigésimo quinto aniversario de nuestra instalación permanente en Bruselas, donde disponemos de una amplia y luminosa sede, en pleno “barrio europeo”, con una plantilla fija de siete personas de diversas nacionalidades y de alta cualificación (una de ellas española).
Han pasado pues veinticinco años desde la constitución oficial de CNUE
¿Cuáles eran nuestras preocupaciones en aquellos tiempos fundacionales? Hablábamos y discutíamos sobre el futuro del notariado en la Unión Europea, sobre la misión del notario en la construcción de Europa, sobre el concepto de notario a nivel europeo. Defendíamos la libre circulación del documento público notarial dentro de los Estados de la Unión Europea; estudiábamos también la condición de nacionalidad para acceder a la función de notario y la posible aplicación a nuestra función de los principios de libre establecimiento y libre prestación de servicios (que considerábamos no aplicables al ser el notariado una función pública). Nos preocupaban mucho las doctrinas desreguladoras que algunos colectivos económicos nos querían aplicar al considerarnos una profesión liberal.
Si nos fijamos bien, no eran cuestiones distintas de aquéllas de las que nos hemos ocupado en los últimos cinco o seis años.
¿Quiere esto decir que no hemos avanzado nada en los últimos 25 años? No. Al contrario. Creo que hoy podemos hablar de la existencia de un concepto de notario y de la función pública notarial a nivel europeo. Hemos avanzado mucho. Y han sido muchas las ideas y propuestas notariales que han sido reconocidas en el derecho de la Unión Europea y que han consolidado un concepto europeo de la función notarial.

"Desde el primer día de la constitución de CNUE, he observado en cuantos han participado en las distintas tareas encomendadas un espíritu abierto y de concordia, un sentimiento de pertenencia a algo común que busca objetivos que superan los de cada Estado y cada notariado: objetivos y retos comunes planteados a nivel europeo"

Así, por ejemplo, el reconocimiento de efectos ejecutivos en un Estado a determinados documentos notariales de otro Estado está reconocido a nivel europeo. Recordemos los distintos “reglamentos de Bruselas”, el reglamento sobre “título ejecutivo europeo de 2004” o el más reciente e importante reglamento de sucesiones. Y lo más importante de todo ello es que para conseguir tal reconocimiento han sido armonizados los requisitos que ha de tener la creación de estos documentos. Y esto ha hecho surgir un verdadero concepto de “instrumento auténtico europeo”.
Más ejemplos: la modificación de la directiva de “cualificaciones profesionales realizada en el año 2014 excluyó al notariado latino-germánico de su ámbito de aplicación al configurarlo como un auténtico delegatario de la autoridad del Estado, lo que justifica su exclusión de los principios de libre establecimiento y libre prestación de servicios.
Y también han sido varias las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que han establecido que los Estados no pueden exigir el requisito de la nacionalidad para el acceso a la función notarial. Pero eso no supone que seamos una profesion liberal.  Es cada Estado nacional quien sigue siendo competente para establecer tales requisitos aunque la nacionalidad no puede ser uno de ellos.
No podemos olvidar la reciente sentencia del “caso Piringer” que ha reconocido el carácter inequívocamente público de la función y la promoción del interés general que la actividad notarial lleva consigo al ser una garantía de control de la legalidad  de los contratos, como la propia sentencia reconoce explícitamente.
Pero además de todo esto hemos avanzado mucho en el conocimiento mutuo y especialmente en la confianza mutua. A todo ello han contribuido los congresos notariales de la Unión Europea (cuatro hasta el momento, el último de ellos celebrado en Santiago de Compostela) y los seminarios conjuntos de formación jurídica, de muy notable éxito, especialmente los referidos al nuevo reglamento comunitario sobre las sucesiones. Todo ello realizado siempre bajo la idea de unidad y comunidad que dio lugar a la creación de la Unión Europea. No olvidemos que la Unión es lo más sensato que hemos hecho los europeos a lo largo de toda nuestra historia.

"Desde el primer momento de la existencia de CNUE los notarios españoles han tenido un papel activo y positivo. Es larga la lista de notarios españoles que han trabajado allí en los últimos veinticinco años. Imposible citarlos a todos"

Y quiero destacar que, desde el primer día de la constitución de CNUE, he observado en cuantos han participado en las distintas tareas encomendadas (de España y del resto de los países) un espíritu abierto y de concordia, un sentimiento de pertenencia a algo común que busca objetivos que superan los de cada Estado y cada notariado: Objetivos y retos comunes planteados a nivel europeo.
Queda mucho por hacer. El año 2018 estará marcado previsiblemente por la publicación por parte de la Comisión Europea del llamado “Company Law Package”, un ambicioso proyecto que hará especial hincapié en la digitalización societaria. Igualmente estará marcado por el desarrollo del programa de formación sobre los reglamentos comunitarios de regímenes matrimoniales y parejas de hecho que han de entrar en vigor en enero de 2019.
Y seguimos avanzando. Cada año un paso más. Y creo que el notariado español ha contribuido a seguir haciendo “Europa” en el año 2017 en el que ha ejercido la presidencia, como lo hizo también en el 2016 desde la vicepresidencia. Desde el primer momento de la existencia de CNUE los notarios españoles han tenido un papel activo y positivo. Es larga la lista de notarios españoles que han trabajado allí en los últimos veinticinco años. Imposible citarlos a todos. Pero hay una persona que condensa, simboliza y resume el papel de estos notarios: Carla Rodríguez-Spiteri.
Junto a todos ellos es de justicia destacar muy especialmente a quienes han asumido el protagonismo en el año de la presidencia española: Álvaro Lucini Mateo, Isidoro Calvo Vidal y María Jesús Mazo Venero. En nombre propio y en nombre del Notariado de Europa ¡Muchas gracias!

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