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Cerradas ya las páginas de información electoral, ha llegado a esta revista una interesante reflexión de María del Carmen Galán Bermejo, notaria de Egea de los Caballeros (Zaragoza) sobre el proceso en el Colegio Notarial de Aragón.

Mediante la generosa oportunidad que me brinda la revista "El Notario del Siglo XXI" quiero poner de manifiesto que, como de otra forma no puede ser, y siempre según mi personal opinión, en el Colegio de Aragón se han planteado los mismos e importantes problemas que en el resto de los que conforman el notariado español.
En lo que a mí respecta no me incomoda el calificativo de "crítica" respecto de las decisiones y resultados de la gestión del Consejo General del Notariado, y es consecuencia de lo siguiente:
Primero.- Entender que se ha demostrado incierto que el enorme esfuerzo personal y patrimonial que ha representado la implantación del nuevo índice único, había de ser reconocido y compensado mediante una adaptación del Arancel Notarial a la realidad actual. Hemos asumido, en nuestro Colegio de modo ejemplar, tal cúmulo de obligaciones y responsabilidades, y en pocos casos como en éste es observable cuan exacto es que nuestro sistema retributivo, intacto en lo sustancial desde 1989 y siempre modificado a la baja, ha sufrido una indudable deflación. Y es que ahora, los talados árboles de la contratación masiva permiten ver el bosque de la realidad de unos despachos en los que abunda el documento sin cuantía y el de cuantía tiene bases ínfimas dado el escaso valor de las tierras por lo que se aprecia cuanta razón tenían quienes, como nuestro Decano Adolfo Calatayud, venían poniendo de relieve el problema que planteaba ese arancel de 1989. Asusta pensar cual puede ser el resultado de yuxtaponer a ese estado de cosas la proyectada rebaja lineal del 20% sumada al documento "gratis total" y las cancelaciones sin cuantía.
Segundo.- Entender que el apresuradamente publicado y en mi opinión mal acabado Reglamento Notarial, que parecía culminar el conjunto de normas que, con inmediata entrada en vigor había generado cuando menos desconcierto, tampoco ha supuesto, al margen de los pronunciamientos judiciales de los que ha sido objeto una mejora tangible en nuestro modo de hacer.
Y a propósito de este Reglamento y su regulación corporativa, entender como ejemplo de dignidad la renuncia a su cargo que llevó a cabo nuestro citado Decano.
Tercero.- Entender que quienes asumen funciones representativas y ejecutivas deben tener también capacidad de respuesta, y que es justamente ésta la que ha brillado por su ausencia en casos como el de la falta de criterio en la minutación de las cancelaciones o el indudable deterioro que a nuestra imagen supone el diferente entendimiento del requisito de la firma presencial de las pólizas.
Cuarto.- Entender en fin, que merece la pena luchar por un oficio como el nuestro y por una función que el tiempo ha demostrado y seguirá demostrando que es socialmente útil.
A las próximas elecciones sólo se ha presentado una candidatura, la encabezada por el actual Decano Eloy Jiménez y que esperamos que tenga en cuenta estas demandas.

 

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