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1944: UNA MUJER NOTARIO CONTRACORRIENTE

Una entrevista de Carlos Pérez Baudín, notario de Madrid, Carlos Pérez Ramos, notario de Montellano (Sevilla) y Tomás Pérez Ramos, notario de La Puebla de Almoradiel (Toledo), hijo y nietos de la entrevistada

¿Cuándo aprobaste la oposición?
En 1.944 y tomé posesión de mi primera notaría ese año, recién cumplidos los preceptivos 25 años.

¿Por qué notario y no otra profesión?
Me gustaba mucho la profesión que conocía a través de José Luís Díez Pastor, buen amigo de mi padre, él me animó y me preparó, era notario y fue Director General de los Registros y del Notariado.

Guardas un gran recuerdo de tu preparador
Sí, era una gran persona y mejor jurista. Recuerdo que cuando le conocí le dije que de la oposición tenía miedo al hipotecario pero no tanto al civil, él me contestó, tú crees que sabes civil pero con el estudio acabarás dominando el hipotecario pero nunca sabrás suficientemente bien el civil. Y tenía razón.

¿Qué te pasó en el oral?
Pues que se me paró el reloj, tuve que preguntar la hora al tribunal, continué mi ejercicio y pasado la hora y media, como éste no me interrumpía yo seguí con el procesal hasta que les dije: ¡ya no sé más!

Explícanos qué pasó con las mujeres y el acceso al notariado
Después de la guerra se decidió que las mujeres no podíamos ser notarios, ni registradores ni jueces, entre otras profesiones, y se concedió tres convocatorias para poder presentarse.

¿Cuántas aprobasteis?
Por orden de oposición, en el 1.942 Consuelo Mendizábal, en el 1.944 yo, y en el 1.947 Carolina Bono.

¿En cuántas notarías serviste?
Cinco. Entré por Posadas (Córdoba).

¿Y después?
Chinchón, del 1.949 al 1.959 y Arenas de San Pedro, Ávila, del 1.959 al 1.969, ambas del Colegio de Madrid, Mataró, 1.969 y 1.970, y finalmente Barcelona hasta que “me jubilaron” en el año 1.989.

Siempre dices que  “te jubilaron”, ¿por qué?
Se rebajó la edad de jubilación de los 75 a los 70 años y los, entonces, más jóvenes resultamos perjudicados pues no se nos concedió ningún año de prórroga.

Llegaste a Cataluña en el año 1.969 y en el año 1.970 fuiste la primera mujer en llegar a notaría de primera, qué te parece que hoy Barcelona se quede desierta y no vengan ni de entrada.
Fatal, tardé 27 años en llegar a Barcelona, y ahora se queda desierta, además creo que es perjudicial para el Notariado.

Tuviste problemas por ser mujer.
Los primeros años sí, la gente no aceptaba bien a una mujer notario, pensad que en aquella época, por ejemplo, la mujer no podía abandonar el domicilio familiar, aun siendo mayor de edad, sin consentimiento paterno, antes de los 25 años, salvo para casarse, pero, con el tiempo, se acostumbraban. Los tuve más a nivel oficial.

Dinos algún caso de ello.
En un momento se anunció una plaza de notario para una entidad oficial, opté a ella y me la denegaron por ser mujer.

Te dieron alguna explicación.
Sí, una absurda, que la convocatoria para cubrir la plaza era para “un notario” y no para “una mujer notario”.

¿Y qué hiciste?
Recurrí, pero no sirvió para nada.

¿Tan difícil era para las mujeres ejercer profesiones hasta ese momento realizadas exclusivamente por hombres?
Era muy complicado compaginar la vida profesional y familiar, por suerte conté siempre con el apoyo de vuestro padre y abuelo.

Volvamos a tu oposición, la de 1.944, algunos hablan despectivamente de esas oposiciones y las llaman “patrióticas”.
Es absurdo, todos los que aprobamos tuvimos que superar los tres ejercicios, el oral era de unos 400 temas, fui la 14 de unos 200, y fijaos en algunos de mis compañeros: Ramón Roca Sastre, Manuel de la Cámara, Carlos Prieto Arozarena, Fernando Monet Antón, Blas Piñar o Luis Figa Faura.

Sólo aprobasteis una mujer por cada convocatoria.
Y gracias, pues no estaban nada de acuerdo en que fuéramos notarios, recuerdo, que al saludar al Tribunal una vez aprobada, uno de ellos me dijo que no era partidario de que las mujeres fuéramos notarios pero que no podía objetar nada pues había aprobado merecidamente, después, siendo yo notario de Barcelona, José María Porcioles, que fue de mi Tribunal y entonces Alcalde de Barcelona, me lo recordó.

¿De qué destino guardas mejor recuerdo?
El tiempo en que fui notario de Arenas de San Pedro fue muy feliz, estuve diez años. El notariado de pueblo es el más bonito y con el que más he disfrutado.

¿Cómo fue tu estancia profesional en Cataluña?
El ejercicio de la profesión era agradable, éramos pocos, unos 60, y nos conocíamos todos. Además el notariado siempre ha tenido un gran prestigio en Cataluña, no olvidéis que la Compilación de Cataluña de 1.960, fue obra, entre otros, de tres ilustres notarios: Ramón Roca-Sastre, Ramón Faus y José María de Porcioles. Por otro lado, me encontré con una ciudad muy abierta en la que no tuve problema alguno por ser mujer.

¿Cómo ves ahora el notariado?
A mis casi 90 años sigo en contacto con la profesión gracias a vosotros tres y por eso me mantengo enterada en cierta medida.

¿Y qué idea te damos de nuestra profesión?
Pues que está muy complicado el ejercicio profesional, muchos notarios, aranceles sin modificar desde que me jubilé, además de la famosa crisis.

¿Qué otra cosa te parece mal?
Qué nos quitarán nuestra jubilación y nos integraran en la Seguridad Social, con disminución de pensión, y pérdida del seguro médico que antes teníamos gratis los jubilados, no era ningún regalo, pues nuestras aportaciones a la mutualidad fueron grandes durante nuestra carrera.  

¿Qué recomiendas a los notarios noveles?
Conocimiento, soltura y ayudar en todo a la gente.

¿Qué alegrías te ha proporcionando ser notario?
Ejercer una maravillosa profesión a la que debo mucho y abrir camino, junto con mis dos compañeras Consuelo y Carolina, a las que han venido después; personalmente que vosotros seáis notarios, así continúo viviendo el notariado.

¿Y ya jubilada?
La concesión de la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, a propuesta de la Junta del Colegio de Barcelona, de la que era Decano Roberto Follía y Vicedecano, vuestro maestro, David Pérez Maynar, y el nombramiento por la misma Junta de notario Honorario del Colegio de Barcelona, hoy de Cataluña.

En todo momento dices que eres una notario no una notaria, ¿por qué?
Porque la profesión no tiene género, siempre he sido una notario o la notario, la mayor conquista de las mujeres es acceder y ejercer cualquier profesión sin ninguna distinción con los hombres ni siquiera en el nombre de la profesión.

 

 

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