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LA ACADEMIA DE MADRID DE PREPARACIÓN A NOTARÍAS

Madrid, Redacción.-
En el Colegio Notarial de Madrid funciona desde hace años una academia de preparación de opositores a Notarías en la que el transcurso de los años y consiguiente experiencia acumulada se han traducido en un indudable éxito en las diversas oposiciones celebradas por este Cuerpo.

RESULTADO ESPECTACULAR

En las últimas oposiciones el resultado final fue de 46 aprobados preparados íntegramente en esta Academia, más otros 34 que vinieron a practicar los dos ejercicios escritos, en total 80 aprobados, lo que sobre 150 plazas convocadas supone más de la mitad procedentes de esta Academia

 

UNA ACADEMIA ABIERTA A TODOS LOS OPOSITORES

De los 270 opositores que actualmente se preparan en la Academia, aproximadamente la mitad son de fuera de Madrid, porcentaje aún mayor si contamos los que vienen solo a dictamen

Por la Academia de Madrid han pasado, como Directores y preparadores, prestigiosos notarios que, de un modo absolutamente desinteresado, han aportado sus conocimientos y vivencias buscando hueco en sus profesionales ocupaciones para encauzar, asistir, escuchar y atender a quienes han decidido zambullirse en ese proceloso piélago que ya calificaba Marañón como la segunda bárbara fiesta nacional, pero que, sin duda y por los resultados  obtenidos, es el más limpio procedimiento de selección, que evita la a veces peligrosa e injusta concesión de es cuarto turno introducido en otros Cuerpos del Estado.
Para que nos informe acerca de esta Academia, hemos hablado con su actual Director, Pablo de la Esperanza Rodríguez, notario de Madrid, quien nos indica que la Academia fue una iniciativa, tomada en el año 1981 por un grupo de notarios de Madrid, en concreto José Luis Martínez Gil, el fallecido Francisco Lucas Fernández, Francisco López Contreras y otros, que preparaban individualmente opositores y vieron la necesidad de aunar y armonizar esta labor, ya que los aspirantes iban creciendo en número y se hacía difícil la preparación aislada. Comunicada esta propuesta al entonces Decano del Colegio Notarial de Madrid, José Luis Martínez Gil, la aceptó inmediatamente y dio toda clase de facilidades para que la Academia empezara cuanto antes a funcionar.

UNA CUOTA REDUCIDA Y UN SISTEMA DE BECAS

Actualmente, la Academia tiene 270 alumnos, más otros cuarenta o cincuenta que vienen solo a preparar el dictamen y que se incorporan después de aprobados los dos primeros exámenes orales, pero estas cifras son variables y tienden constantemente a aumentar, ya que la admisión de aspirantes no tiene fecha de cierre y se incorporan en cualquier momento a la Academia. El director nos informa que para entrar en la Academia lo único que se exige es el requisito legal de ser Licenciado en Derecho y mayor de edad, aparte lo dispuesto para quienes no ostenten la nacionalidad española.
Los alumnos pagan una cuota, que es muy inferior a la que otras academias cobran por preparar para los exámenes de acceso a otros Cuerpos estatales.  Además solo paga la cuota quien puede, es decir, nadie se queda sin entrar en la Academia por el hecho de no poder pagar, y es que la Academia tiene también establecido un sistema de becas para aquellos opositores que tienen dificultades económicas o es demasiado gravoso el pago de la cantidad normalmente establecida. Además, las becas son de dos clases, una ordinaria, consistente en dispensar del pago de la cuota mensual, es decir, que la asistencia es gratuita, y otra extraordinaria que consiste en que se dispensa al opositor de la cuota y además se le entrega una cantidad mensual en metálico para atender a sus necesidades.

En los primeros tiempos, hubo “listas de espera” para acceder a la Academia, pero actualmente, y debido, según nos informa Pablo de la Esperanza, a la formidable labor del anterior director, Ignacio Martínez Gil, y al esfuerzo y dedicación del personal de la Academia, Mercedes Asensí y Maite Blanco, no la hay, al menos por ahora. Cuando acaba una oposición se produce un reajuste de plazas de preparadores, ya que los alumnos aprobados en ella, por un lado, naturalmente, causan baja como alumnos, y por otro, se incorporan como preparadores, es decir se amplía el número de plazas de vacantes y a la vez el de grupos de preparación.
En este último año ha sido especialmente difícil debido a que la oposición de Valladolid ha sido inusualmente larga y por ello ha habido una remesa de Licenciados en Derecho pidiendo plaza, sin que se hubiesen producido vacantes de alumnos ni altas de preparadores. No obstante, los preparadores, han hecho verdaderos esfuerzos ampliando sus grupos para que nadie se quedara fuera. Algunos preparadores atienden a los cuatro ejercicios, pero hay otros, Notarios de Madrid, que se dedican específica y exclusivamente a la preparación del dictamen y de la escritura.
Señala Pablo de la Esperanza que la Academia en absoluto está reservada a los opositores de Madrid: “Puede acceder cualquiera que sea Licenciado en Derecho y tenga ganas de estudiar seria, concienzuda y honestamente. Tanto es así, que de los 270 opositores actuales aproximadamente la mitad son de fuera de Madrid y viven en colegios mayores o en casa de algún pariente. Este porcentaje de opositores que no son de Madrid se incrementa si sumamos a los que vienen solo a dictamen”.

OPOSITORES DE TODA ESPAÑA PREPARAN EL DICTAMEN EN LA ACADEMIA DE MADRID

En la Academia se preparan para los cuatro ejercicios de que consta la oposición, para los dos primeros orales y para los otros dos, que son escritos. Se da la circunstancia de que para estos dos ejercicios escritos acuden a la Academia opositores que preparan fuera de ella, generalmente bajo la dirección de notarios de diversas provincias que prefieren que estos dos últimos asaltos sean dirigidos por la Academia de Madrid. Hay opositores que solo acuden a la Academia de Madrid a preparar el dictamen, y esto es algo que ha sido objeto de debate en el seno del Patronato de la Fundación, ya que el proceso de acceso al cuerpo es una oposición, es decir, un examen con plazas limitadas y por tanto si se ayuda en la preparación a los de fuera puede que estos quiten la plaza a alguno que prepara todos los ejercicios en la Academia de Madrid. No obstante, prevaleció el criterio de no desatender a aquellos opositores cuyos preparadores, por las circunstancias que sean, solo les preparan los ejercicios orales. Se considera que lo más positivo para el Notariado es que entren los mejores, y que todos los que se preparan lo hagan en igualdad de condiciones.
Es verdad que abrir la Academia al dictamen a alumnos de fuera podría perjudicar a los que preparan todo en Madrid, primero porque en plena oposición, cuando ya han pasado los dos primeros ejercicios, se produce un pequeño colapso en la preparación del dictamen debido a la avalancha de opositores de fuera, pero este colapso se soluciona, nos explica Pablo de la Esperanza, “gracias por un lado a la profunda dedicación de Mercedes Asensi y Maite Blanco, que se involucran en el problema y se hacen muy sensibles a los problemas e inquietudes de los alumnos, y por otro lado gracias al esfuerzo de algunos preparadores que duplican el número de dictámenes para que ningún opositor se quede sin hacerlos. Cierto es que esto provoca que  los opositores de fuera cuenten con su preparación, y además con la de la Academia de Madrid, pero eso es la servidumbre o grandeza de Madrid, es la casa de todos”.

La Academia cuenta actualmente con 70 profesores para los cuatro ejercicios y diecinueve más para los dictámenes. Además existe una sección de publicaciones, dirigida por Ignacio Martínez Gil, en la que colaboran activamente muchos otros Notarios y que mantiene a la Academia permanentemente al día.
Aunque el opositor es libre de presentarse cuando quiera, cada preparador aconseja hacerlo cuando considera que el opositor está en condiciones de aprobar. La Academia de Madrid no quiere frivolidades ni presentarse a ver qué pasa o para foguearse. Se pretende que el opositor sólo se presente cuando esté en condiciones de hacer un buen papel y saldar satisfactoriamente el ejercicio. La experiencia ha demostrado que nadie aprueba por sorpresa y que, si se presenta antes de tiempo puede ser perjudicial. En coherencia, los preparadores no se limitan a escuchar temas. Poco a poco se van haciendo amigos de los opositores, les aconsejan, estimulan y animan, van tomando cada caso como propio, aclaran dudas, modifican el estilo o modo de decir los temas… y todo ello tiene su recompensa porque los preparadores se alegran casi tanto como los opositores cuando aprueban.
El opositor es absorbente como una esponja, hace multitud de preguntas, dialoga con los preparadores sobre la actividad notarial, sobre el modo de actuar y sobre lo que hay o no hay que hacer. Naturalmente las respuestas son siempre éticamente constructivas aprovechando cada ocasión para instruirle adecuadamente en los principios deontológicos de la profesión y esto es sumamente importante, porque la Academia pretende no solo hacer “Notarios sabios” sino “buenos Notarios”, conceptos no solo compatibles, sino complementarios.
Esta tarea no es solo receptiva, de escuchar temas y corregir defectos. Al opositor se les suministran temas enteros, cuando a juicio de los preparadores son insuficientes o desactualizados los que tiene el aspirante y, como es lógico, se le proporcionan las contestaciones a preguntas que han sido modificadas por la incesante fertilidad legislativa, que se manifiesta en la promulgación casi constante de nuevas leyes que, sin vacatio legis, entran en vigor al día siguiente de su publicación en el B.O.E. En cuanto hay una ley importante que afecta a varios temas, la sección de publicaciones se pone inmediatamente en marcha para que los opositores tengan las actualizaciones lo antes posible.
Respecto a las sentencias y las resoluciones de la D.G.R.N., hay que recordar que EL NOTARIO DEL SIGLO XXI tiene una sección, coordinada por Miguel Yuste, notario de Madrid y preparador de la Academia, que mantiene al día en ese aspecto a los opositores. Por supuesto también se les aconsejan libros de cabecera, que siempre deben tener a mano para solidificar conceptos o aclarar dudas que un simple tema, naturalmente, no puede aportar. Es significativo que los cuadernos o notas editados por la sección de publicaciones de la Academia son reclamados no solo por los opositores sino también por notarios de Madrid que ven en ellos una forma útil y eficaz para mantenerse al día.
En cierto modo, la Academia es como una institución de asistencia gratuita y permanente ya que los recién ingresados acuden a sus preparadores o a la Academia par solucionar aquellas dudas que se presentan en los primeros meses de ejercicio. El vínculo y el diálogo con el preparador es permanente, al principio el alumno recién aprobado hace preguntas a su preparador, pero con el paso del tiempo ambos se comentan sus dudas. El éxito y prestigio de la Academia es naturalmente el de sus opositores que superan los cuatro ejercicios de tradicional dificultad, pero es sobre todo de de óptimos resultados en cuanto a la formación de notarios que sepan continuar los altos niveles de prestigio alcanzados por el Notariado español, dentro y fuera de nuestro país.

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