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Desde EL NOTARIO DEL SIGLO XXI queremos dar visibilidad a la acción social del Notariado, que quizá por callada y discreta es desconocida para muchos. Para ello en este número contamos con la aportación de Roberto Rafael Oliver Puertolas, notario que colabora habitualmente con AEQUITAS, Fundación notarial de ayuda a las personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad, y que en su despacho nos demuestra cómo la inclusión laboral de personas con discapacidad es una realidad en la que el Notariado participa activamente.

Pauso Berriak: integración laboral

ROBERTO RAFAEL OLIVER PUERTOLAS
Notario de Bergara (Guipúzcoa)

A instancias de la Fundación AEQUITAS me animo a contar mi experiencia, la de mis empleados y la de las personas que entran en contacto con quién ya forma parte de nuestro día a día, de nuestro trabajo y de nuestras vidas. Ane.
Nuestra notaría es como la de muchos otros lugares y quizá como pasa en esos otros lugares, todo el mundo aquí dice que es la notaría del pueblo. Ane también es de aquí, de Bergara. Después de casi dieciséis años trabajando con mis empleados, creo que se han hecho indispensables para el buen funcionamiento de la que hasta ahora es mi notaría y, aunque parezca un tópico, decimos que funcionamos como un buen equipo del que Ane ya forma parte.
Ane trabaja conmigo desde hace ya más de un año. Su nombre es, quizá, la palabra que más oigo mientras está ella en la notaría, y también cuando no está. Es una más de nuestro equipo de trabajo.
Trabaja media jornada, es muy puntual y organizada, y realiza su trabajo muy bien. De ello dependen muchas otras tareas de nuestro equipo de trabajo, por lo cual su aportación, como la de los demás, es muy importante para el buen funcionamiento de nuestro servicio público. Para desarrollar bien su trabajo en la notaría, Ane pasó por un proceso de formación específica de unos dos meses, además de lo que ya dedicó a la preparación que ya poseía antes de trabajar con nosotros. Su labor es costosa, repetitiva y poco gratificante. De hecho, son las tareas que, por una u otra razón, quedan arrinconadas en el despacho esperando días de tranquilidad para realizarlas, o son de las que le hacen a uno distraerse de otras más urgentes, sobre todo para los clientes.

"Su capacidad de trabajo está acreditada, día a día. Es competente y positiva, siempre es positiva. Y alegre. Admite todo tipo de sugerencias, y las incorpora a su hacer"

Hasta aquí os he contado lo que bien podría contarse de cualquier notaría, de cualquier trabajador que se incorpora a un centro de trabajo pequeño, como la mayoría de nuestras notarías, sobre todo las de pueblo. Podía decir lo mismo de cada uno de los que aquí trabajamos. Incluso podría añadir lo que las relaciones propias de tantos años nos permiten percibir y conocer de los aspectos personales de cada uno. Al intentar conciliar la vida familiar y personal con la laboral conocemos unos de otros detalles más personales, mucho más importantes que los profesionales. A ninguno de mis compañeros los calificaría o presentaría por estos detalles personales, ni siquiera a un nuevo notario que me sustituyese. Los definiría por su cualificación, capacidad de trabajo, competencia, actitud… Sin embargo, y no sé realmente por qué, debería decir que Ane es una persona con discapacidad o lo que siempre hemos escuchado como “discapacitada”. Parece una especie de estigma, pero según no sé qué tipo de perfil, examen o evaluación, lo es. Y sin embargo, su cualificación, en la que se ha formado con mucho esfuerzo, es la adecuada. Y es un ejemplo de superación. Su capacidad de trabajo está acreditada día a día. Es competente y positiva, siempre es positiva. Y alegre. Admite todo tipo de sugerencias y las incorpora a su hacer. En realidad, yo diría que es capaz de mucho, con un gran esfuerzo, casi diario, muy superior al que pudiéramos pensar o imaginar, y que es capaz de que sacar lo mejor de sí. Y todo ello gracias, no solo a su propio esfuerzo, sino gracias a sus padres, a su familia y amigos y a su asociación, ATZEGI.
ATZEGI (Asociación guipuzcoana en favor de las personas con discapacidad intelectual) fue creada en al año 1960 por un grupo de familiares que se unió para luchar en favor de los derechos de las personas con discapacidad intelectual. De esta, surgió GUREAK, los nuestros, para continuar su labor.
Hoy, cincuenta años más tarde,  ATZEGI sigue luchando por mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual de Guipúzcoa y la de sus familias y sigue siendo un lugar de unión y de solidaridad entre las mismas. Pretende ser un referente y una “compañera de viaje” en todo el proceso vital de la persona con discapacidad intelectual, desde su nacimiento hasta la última etapa de la vida, ofreciendo asesoramiento a las familias y servicios a los afectados allá donde lo necesiten. Entre sus muchas iniciativas está Pauso Berriak, que podríamos traducir por “un nuevo paso”. Es un programa de integración laboral en el entorno ordinario (www.pausoberriak.net).

"Proyecto de inclusión socio-laboral ilusionante, innovador, con futuro, que cuenta con el apoyo de las instituciones, con el entusiasmo de las personas con discapacidad intelectual y la de sus familias, y que debe contar con el compromiso del tejido empresarial y la sociedad guipuzcoana"

Este programa, gestionado en colaboración entre ATZEGI y GUREAK, nació en 2010 con el objetivo de integrar a las personas con discapacidad intelectual en el entorno laboral ordinario. Es un proyecto de inclusión socio-laboral ilusionante, innovador y con futuro que cuenta con el apoyo de las instituciones, con el entusiasmo de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias, y que debe contar con el compromiso del tejido empresarial y la sociedad guipuzcoana.
La meta del programa es acompañar y apoyar a personas con discapacidad intelectual en su itinerario laboral en empresas/entidades en lugares comunitarios y visibles como centros educativos, museos, centros residenciales, ayuntamientos, oficinas… El programa se desarrolla a lo largo de tres fases:
- Curso de formación inicial: en este curso se trabajan, por un lado, las habilidades básicas y generales de adaptación al entorno (comunicación, habilidades sociales, uso de la comunidad, higiene y autocuidado...) y, por otro, las habilidades específicas asociadas a un perfil profesional concreto (colaborador de oficina, de hostelería o de servicios generales).
- Prácticas en el entorno ordinario: con el apoyo de un preparador laboral, los alumnos realizan sus prácticas de doce-trece meses de duración en un centro de trabajo ordinario.
- Consolidación de la práctica: el objetivo del programa Pauso Berriak es que a la finalización de las prácticas, la persona con discapacidad intelectual continúe con su trabajo y se incorpore a la empresa o institución. Para ello, se trata de buscar la fórmula de contratación que resulte más beneficiosa, tanto para la persona como para la empresa o institución, bien sea por medio de una contratación directa, por medio de una contratación a través de GUREAK, o con la fórmula de régimen ocupacional en empresa ordinaria.
Y ésta podría ser la invitación para que, como yo, tengáis un nuevo compañero de trabajo capaz de lo mejor: seremos compañeros de viaje en el camino para el impulso de la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual. Enmarcado dentro de la responsabilidad social empresarial: mejoraré mi compromiso social; impulsaré y daré oportunidad de desarrollo, formación y participación a personas con discapacidad intelectual; daré la oportunidad de “ser uno más”; conoceré una nueva realidad a veces desconocida; generaré un valor añadido a mi empresa y contaré con el apoyo y asesoramiento del programa desde el primer día.

Desde la Fundación AEQUITAS hemos conocido una de esas historias que logran hacernos recapacitar a todos pues nos demuestran el verdadero valor de las personas. Esta historia tiene una protagonista principal, Ane, alrededor de la que encontramos a otros personajes no menos importantes ni tampoco menos significativos: Roberto Oliver y todo el personal de su notaría. Ane no es más que una chica ilusionada por su primer empleo al que acude cada mañana con muchas ganas de trabajar. Su trabajo es en una notaría, la de Bergara. Dicho así no parece que sea una historia diferente a ninguna otra pero quizá sí lo sea si decimos que Ane es una persona con discapacidad. Aunque en un mundo justo e ideal no debiera resultarnos motivo de diferencia, no podemos ignorar que hoy por hoy aún existen muchas barreras, obstáculos e, incluso, prejuicios a los que chicos como Ane han de enfrentarse a diario.
Su historia es, sin duda, un ejemplo para todos, especialmente para aquéllos que trabajamos en entornos dentro de los que podrían incorporarse personas con discapacidad, porque sí, Ane es una chica con discapacidad, aunque a los ojos de quienes la rodean no es sino una compañera, trabajadora, alegre y, como los demás, con sus días buenos y sus días no tan buenos. De Ane, de Roberto Oliver, notario de Bergara, y de sus compañeros, todos deberíamos aprender. Demuestran que la inclusión de las personas con discapacidad en nuestros lugares de trabajo no supone una disminución de la profesionalidad, ni una carga y menos aún una preocupación. Todo lo contrario, Ane, al igual que muchas personas como ella, nos enseñan cómo superar barreras, nos hacen comprender que si ellos se enfrentan día a día a esas barreras superándolas con esfuerzo, dignidad y valor, todos debiéremos hacerlo o, por lo menos, intentarlo.
Por ello, la Fundación ha animado a Roberto Oliver a contar la historia de Ane. Quizá aprendamos todos un poco. Quizá logremos animar a más notarios y profesionales de otros ámbitos a contratar a personas con discapacidad, conscientes, esperamos, tras leer esta historia, que son más un beneficio profesional y personal y sobre todo una alegría que no una labor de mera solidaridad. O, quizá simplemente demos el valor y la importancia que tienen quiénes ayudan a que personas como Ane se integren plenamente en la sociedad y también a la propia Ane y quiénes, como ella, luchan día a día para lograr lo que a otros nos parecen simplemente cosas normales como la oportunidad de tener un trabajo, una cierta independencia y un cierto reconocimiento personal y profesional de su labor. Os dejamos ahora con las palabras de Roberto Oliver y Ane.

Antes del cierre de estas líneas hemos recibido la mejor de las noticias. Ane ha abierto camino para algunos de sus compañeros de la asociación firmando un contrato de trabajo “independiente” de la asociación. Ane ha demostrado que no hay que conformarse, hay que seguir y demostrar que se pueden lograr incluso más cosas de lo que uno podría esperar al principio. El programa Pauso Berriak tiene por objetivo principal la integración laboral de chicos y chicas como Ane, lo que no es poca cosa. Sin embargo, ella ha logrado con su esfuerzo y haciéndose valorar y apreciar, ir más allá. Ane, Roberto y sus compañeros de la notaría de Bergara han conseguido un mayor logro: su inclusión. Y es que Ane, capaz de lo mejor, es ya una trabajadora pero no meramente integrada, sino “incluida” en nuestro Notariado. Sí, incluida que no es lo mismo que integrada, pues es un paso más, un pequeño pero importantísimo paso más.
Terminado el periodo del programa, regresaría a las manos de la Asociación pero Ane ha demostrado que es necesaria, apreciada y valorada en la notaría, por sus compañeros, por los clientes y por todos los que la conocen. Ahora, orgullosamente, ha formado parte de esos millones de personas que han pasado por los trámites, ordinarios para muchos pero impensables para otros, de firmar su contrato de trabajo. Ha logrado su inclusión laboral de pleno derecho. Una inclusión que no solo la convierte en una empleada de la notaría y del Notariado, sino, además, en una ciudadana plenamente incluida en la sociedad pues tener un trabajo le permite relacionarse más y mejor con el entorno que le rodea, le da una independencia y unas posibilidades de formar parte de la sociedad en plenitud de oportunidades e igualdad de condiciones, le permite, al fin y al cabo, ser mucho más que una sencilla espectadora sin apenas voz.
Un contrato de trabajo, su inclusión laboral, su inclusión social. Es un final feliz que no todos consiguen y que, sin embargo, está en las manos de muchos poder colaborar para lograrlo, pero no de cualquier manera. No con condescendencia, sobreprotección o como un mero acto de caridad o generosidad, sino permitiéndoles demostrar su valía, que la tienen, y mucha. Ane es una empleada, trabajadora y compañera con sus derechos y obligaciones, con sus deberes, funciones y responsabilidades, como cualquier otro de los que con ella trabajan codo a codo, día a día, en la notaría. Se gana su sustento, la apreciación de su trabajo, el respeto de sus compañeros y clientes y demuestra que está donde está, no por caridad, no por la solidaridad de otros, no por mera generosidad de terceros, sino porque, como dice quién es su compañero pero también su jefe, el propio notario de Bergara, “Ane es capaz de lo mejor”.

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