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JOAQUÍN ESTEFANÍA
Economista y periodista. Fue director de “El País” y ahora es columnista de ese periódico

'Llegó con tres heridas: /la del amor,/la de la muerte,/la de la vida' (Miguel Hernández).

De repente, aunque los fenómenos políticos y sociales nunca suceden de repente, este país ha pasado a sufrir al tiempo tres grandes heridas: la institucional, la política y la económica. Cuando se dan esas coincidencias (Europa entre los años 1919 y 1939, por ejemplo) las señales de alarma se encienden y se habla del tiempo perdido. En España han dejado de funcionar muchas instituciones, empezando por las más altas, aquejadas del mal italiano de la lotizzacion (los partidos se las reparten; es distinto que la politización); los partidos políticos son incapaces de llegar a acuerdos, por lo que los ciudadanos no se sienten representados; y al tiempo esa ciudadanía sufre los estragos del desempleo y del empobrecimiento.
Entre las instituciones que han dejado de ser referentes del bienestar está la Unión Europea (UE). La percepción de los ciudadanos de lo que llega de Bruselas es doble: en primer lugar, permanentes ajustes y sacrificios, duraderos en el tiempo. La política de consolidación fiscal se ha convertido en una práctica dominante y única, y todas las llamadas a combinarla con medidas de crecimiento (para generar empleo), quedan en retórica. Y segundo, una serie de reformas institucionales, tendentes todas ellas a rebajar la soberanía de los Gobiernos y los parlamentos nacionales y traspasarla a entes opacos, de los cuales incluso no se conoce su composición exacta ni su manera de operar, y que no pueden ser castigados (o premiados) por la fuerza del voto. Se cede soberanía desde democracias nacionales a no se sabe dónde, ni quien.

"De repente, aunque los fenómenos políticos y sociales nunca suceden de repente, este país ha pasado a sufrir al tiempo tres grandes heridas: la institucional, la política y la económica"

La segunda herida es la política. Ante la magnitud de los problemas que tenemos, las grandes formaciones son incapaces de llegar a un acuerdo. Antonio Muñoz Molina ha escrito un ensayo (todo lo que era sólido) en el que recuerda cómo tan sólo unos años después de enfrentarse a muerte en la Segunda Guerra Mundial, los franceses y los alemanes fueron capaces de ponerse de acuerdo para crear el germen de la UE. Y dice: ?"o debería ser descabellado que los caciques de la clase política española y los sectores más politizados de la ciudadanía alcanzaran ciertos acuerdos fundamentales después de 25 años de democracia". ¿Por qué?: porque las cosas se deterioran poco a poco, y de pronto (¡otra vez de pronto!) en vez de continuar en ese estado que se ha vuelto tolerable, se hunden del todo, sin transición, como se hunde una casa que parecía detenida en una lenta ruina.
Además, se han multiplicado los casos de corrupción política y empresarial. Ya hay muchos que no creen que sean una excrecencia del sistema, sino la norma, y ello ha generado una alarma social creciente y una opinión corrosiva, cada vez más extendida aunque sea injusta: la que dice que todos son iguales (o el eslogan de los jóvenes del 15-M. "PSOE y PP, la misma mierda es"), lo que dificulta las alternativas política en el interior de ese sistema.

"El Banco Mundial está desarrollando una nueva teoría de la estratificación social, adecuándola a cada zona del mundo y a los efectos de la Gran Recesión. La organización multilateral dice que en algunos lugares ya no hay tres clases sociales (alta, media y baja), sino cuatro: la que se incrusta entre la baja y la media"

El empobrecimiento de la población -la tercera herida- avanza conforme la crisis se hace más duradera y profunda. El Informe de la desigualdad, de la Fundación Alternativas, recientemente publicado, concreta cuatro causas que explicarían que España sea uno de los países europeos más afectados por la desigualdad y la pobreza: la espectacular destrucción de empleo (el paro ha crecido nada menos que 18 puntos de la población activa de 2007 a 2012: del 7,8%al 26,02%); que la tasa de paro entre los sustentadores principales de los hogares ha alcanzado un máximo histórico, pasando en el mismo periodo de un 6% a un 21,4%; los muy relevantes cambios en la estructura salarial, pues la distancia entre los asalariados con las rentas más altas y más bajas aumentó considerablemente; y por último, y no menos importante porque ello afecta directamente a las políticas públicas, la reducida capacidad del sistema fiscal y de protección social para combatir el incremento de la desigualdad, si se compara con los de otros países europeos.
El Banco Mundial está desarrollando una nueva teoría de la estratificación social, adecuándola a cada zona del mundo y a los efectos de la Gran Recesión. La organización multilateral dice que en algunos lugares ya no hay tres clases sociales (alta, media y baja), sino cuatro: la que se incrusta entre la baja y la media. Son aquellas personas que aunque a duras penas llegan a final de mes, no gozan de la seguridad económica que se les requeriría para pertenecer a la clase media. A ellos les denomina "los vulnerables" y es esta vulnerabilidad la que está creciendo mucho en España.

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