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EL ILUSTRE NOTARIO PROPONE ACENTUAR LA PREOCUPACIÓN POR LOS ASPECTOS DEONTOLÓGICOS

Reclama un equilibrio entre la colaboración con la Administración y la función de consejo a los clientes

Una entrevista de Almudena Zamora Ipas

En su caso particular ¿por qué eligió ser Notario? ¿Era sólo una salida prestigiosa para uno más de los que había estudiado Derecho o tenía otros objetivos para cuyo logro el ejercicio de esta profesión iba a ser un instrumento?
Desde niño he querido ser notario, en gran parte debido a la influencia que sobre mi tuvo siempre mi padre, notario ejemplar, a quien siempre admiré y al que perdí prematuramente. Hoy me sigo sintiendo orgulloso de haber sido notario y de que esta misma vocación  haya prendido en tres de mis hijos.
Luego, una vez dentro del cuerpo, conocí a una pléyade de notarios ilustres que me hicieron sentirme orgulloso de ser su compañero y me hicieron comprender que la importancia del Notariado y el respeto que la profesión inspiraba, se debía, en gran parte, a la calidad personal de muchos de sus miembros. Resulta imposible no olvidar alguno pero me enorgullece haber sido compañero de notarios como López Palop, González Palomino los hermanos Núñez Lagos, Pelayo Hore, Ángel Sanz, Julio Albi, Roan, Vallet, Cámara y fuera de Madrid,  Faus, Noguera,  Figa, Fraguas, Gómez Martinho, Martínez Sarrión y tantos otros que me marcaron la ruta a seguir en el ejercicio profesional y en el servicio a la profesión.

¿Qué opina del Notariado del Siglo XXI? ¿Cuáles son sus valores más importantes? ¿Qué influencia puede tener en el panorama legislativo actual?.
El Notariado ha sido una institución que ha tenido la virtud de irse adaptando perfectamente a las exigencias de cada época lo cual explica su pervivencia y prestigio a lo largo de los tiempos, siempre manteniendo como guía el servicio y la utilidad a la sociedad en el campo del derecho extrajudicial cumpliendo una importante función de prevención de conflictos.
Creo que esta adaptación se está intentando también en la época actual. Una  manifestación de ello son los esfuerzos para la introducción de las nuevas tecnologías,  la preocupación por prestar un mejor servicio y apoyo a los consumidores, que conectan con el notariado en momentos especialmente importantes para ellos como es la compra de vivienda En este sentido es también importante la acentuación, que se percibe, de la colaboración del notario en problemas de interés general, como es, por ejemplo recientemente su colaboración en la lucha para la prevención del blanqueo de dinero. En este punto, en que se potencia la labor de control que debe ejercer el notario, hay que buscar, sin embargo, un equilibrio entre esta colaboración y la función de asesoramiento de los clientes conduciendo dicha labor de control en los términos que lúcidamente apunta el reglamento notarial de aconsejar a sus clientes los medios más adecuados para la obtención de los fines lícitos que se propone conseguir, es decir reconduciendo, principalmente esta colaboración a la labor de consejo y evitando aparecer ante los clientes como un órgano de control de la Administración que ha sido una de las características de los notariados de regímenes totalitarios y que los llevó al desprestigio y desconfianza general. Quiero decir con esto que debe buscarse un equilibrio ponderado entre la colaboración con la Administración y la labor de consejo dentro del clima de confianza que ha sido propia de nuestra función.

El Notario es un profesional al servicio de la sociedad, que asesora y orienta a sus clientes. ¿Qué consejos nos daría para que personalmente, cada uno de nosotros, tomásemos conciencia y tuviéramos una actitud más activa y solidaria, teniendo en cuenta la problemática social actual?.
No me considero capacitado para dar consejos a nadie, creo que todos sabemos cual debe ser nuestra función, pero me parece importante destacar que estos esfuerzos de adaptación a la actualidad deben realizarse desde el respeto a la tradición, tan importante en el notariado, y sin olvidar los valores que han prestigiado a la profesión en el pasado. Esta unión entre futuro y tradición ha sido uno de los mayores aciertos de nuestra profesión en todos los tiempos en la que se ha cimentado su prestigio y pienso debe mantenerse hoy, si queremos que la nuestra siga siendo una de las más señeras profesiones en el campo del derecho.
Quizás para conseguir esto deba afrontar el notariado actual algunos retos. El primero realizar un esfuerzo para asimilar, y si se me permite una palabra coloquial, digerir la fusión con el cuerpo de corredores de comercio que me da la impresión que ha producido un fuerte impacto en algunas conductas y actuaciones notariales procurando incorporar a nuestros nuevos compañeros a nuestro modo de actuar, infundiéndoles los valores tradicionales de nuestra profesión, acrecentando por los medios que sean precisos su calidad jurídica y haciendo un esfuerzo para mantener la calidad del servicio notarial.
Creo también, que el notariado debe defenderse de las excesivas influencias economicistas y de afán de lucro que son signo de nuestra época poniendo el espíritu de servicio por delante del afán de ganar dinero. En este sentido es admirable la dedicación generosa y altruista, con frecuencia con gran sacrificio personal y económico, que ha caracterizado a los que en el pasado han ocupado cargos colegiales o trabajado por la profesión tanto el campo nacional como internacional, dedicación y sacrificio que deberíamos exigir a los rectores actuales del Notariado.
También me parece que el Notariado debe, individual y colectivamente acentuar su preocupación por los aspectos deontológicos. En este sentido echo de menos los esfuerzos del pasado, de los que quiero citar solo un ejemplo: las jornadas que el Colegio Notarial de Barcelona celebró durante muchos años  sobre estos temas en el monasterio de Poblet bajo el magisterio señero de Ramón Faus.

¿Qué experiencias destacaría de su vida personal que luego le han ayudado en el ejercicio de su profesión?
Nadie es una isla en la Sociedad, en el ejercicio de la profesión hay que tener en cuenta, en primer lugar, el apoyo de la familia, que tantas veces se ha visto sacrificada en aras del servicio a los demás, pero que ha permitido, de esa forma silenciosa, nuestra dedicación a los asuntos colegiales.
En segundo lugar está el ejemplo de los compañeros. En este sentido echo de menos aquella camaradería que había, cuando yo ingresé en el Notariado en la que todos nos apoyábamos y no teníamos reparo alguno en ayudar a un colega cuando lo necesitaba, pues creo que se ha perdido un poco este espíritu en los tiempos recientes.
Por último está el sentido religioso que ha inspirado mi vida y que me ha llevado a ejercer la profesión no tanto como un motivo para ganar dinero cuanto como un  servicio al prójimo. Es especialmente gratificante en nuestra profesión palpar el agradecimiento, a veces silencioso, de tantos clientes que han encontrado en nuestro consejo orientación para decisiones importantes de su vida.

Con el paso de los años, como ocurre en casi todos los trabajos, el ejercicio de la profesión puede convertirse en rutinario. ¿Qué le ayudaba a usted para que cada día fuera distinto?.
La nuestra es una profesión que está en contacto con la  gente. Yo he dicho a veces que las profesiones se distinguen en profesiones que tienen contacto con el público y las que tratan solo con papeles y siempre he pensado que las primeras son más enriquecedoras de la personalidad. La nuestra, afortunadamente es de estas profesiones de contacto directo con el público. Cuando se tiene esto en cuenta y se toma el trabajo como un servicio no puede ni debe convertirse nunca en algo rutinario porque la vida plantea siempre nuevos problemas que nos obligan a prestar nuestra atención particular a ellos. Basta, por poner un ejemplo, recordar las sacudidas producidas en la institución familiar, que tanta relación tiene con nuestro trabajo ordinario y la necesidad de adaptare a las nuevas necesidades par comprender lo que quiero decir.
Además incluso los trabajos que pueden parecer más rutinarios, cabe y debe convertirse en algo personal. Pondré un ejemplo. Pocas cosas pueden parecer más rutinarias que un contrato de compraventa en masa o de préstamo hipotecario. Cabe limitarse a una lectura precipitada y rutinaria de sus cláusulas apretado por la premura del tiempo, pero cuando se ve en el cliente, normalmente consumidor, una persona que necesita nuestra ayuda esa lectura puede convertirse en una explicación breve pero accesible al oyente de sus cláusulas más importantes y de los efectos de lo que se firma, convirtiendo un acto aparentemente rutinario en algo vivo y personal. Es frecuente oír comentarios que clientes que han asistido a la notaría para una compraventa o préstamo y que solo han visto al notario en el momento de la firma en la que este se limita a preguntar si están conformes y firmar, dejando la impresión de que para él si es un mero acto rutinario. Me parece que se debería hacer un esfuerzo para evitar la mala impresión que esto produce.

Con su experiencia de toda una vida, ¿Cree que hay algún aspecto de la formación del Notariado que se podría mejorar?. ¿Ayudan las oposiciones entre Notarios?.
El prestigio del  notariado se ha centrado, según la vieja frase de Palomino en tres pilares. Ciencia, conciencia y experiencia. Que el Notario sea un conocedor suficiente del derecho que aplica es fundamental para el prestigio de la profesión, como lo es también el aspecto ético y la experiencia personal de lo que se hace. En este sentido creo que es importante mantener la exigencia y altura científica de las oposiciones de ingreso, tal vez necesitadas de ciertos retoques. Sin embargo la complejidad de los tiempos modernos acentuada por la multiplicidad legislativa que hoy impera en nuestro país probablemente exigiría de los Colegios Notariales un esfuerzo de apoyo a la puesta al día de los notarios y en especial la creación de servicios de documentación y asesoría que permitan al notario en todo momento conocer el complejo mundo actual del Derecho. Por ejemplo, hay hoy importantes bases de datos de legislación, bibliografía y jurisprudencia que tal vez deberían los Colegios poner, a través de los medios informáticos con los que cuenta, a disposición de los notarios.
Capitulo especial merecen las oposiciones entre notarios a las que haces referencia. Tal y como están pensadas son un elemento magnífico para la formación de los notarios y además de proporcionar un bagaje jurídico importante despiertan en él una curiosidad científica que suele durar toda la vida, y que ha traído como consecuencia la presencia de los notarios en la ciencia jurídica, que ha contribuido, en parte, al gran prestigio de que ha gozado y creo que todavía goza nuestra profesión. En este sentido habría que repensar las oposiciones entre notarios para devolverles el incentivo que significaron en el pasado y conseguir atraer a los notarios a que las preparen.

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