
Notario de Granada
Todo empezó con una cena informal de bienvenida en el conocido Restaurante Ojeda, lugar donde la mayoría de los opositores aprobados celebramos en su día el éxito obtenido.
A la mañana siguiente se celebró en nuestro antiguo Colegio Notarial de Burgos una emotiva reunión. No puedo seguir esta crónica sin antes agradecer al Decano del Colegio, actualmente Castilla León, Leopoldo Martínez de Salinas y sobre todo al Delegado de distrito de la ciudad de Burgos, Fernando Puente, su calurosa acogida.
Lo cierto es que a las diez de la mañana nos congregamos en la misma sala donde nos examinamos hace más de cuarenta años. Formaban la mesa dos miembros del Tribunal, Jose M. García Collantes e Iván Fernández Mariño, Fernando Puente como anfitrión, Chema Estropa como Presidente de la comisión y yo mismo como presentador del acto.
Tras unas palabras de bienvenida y agradecimientos tuve la ocasión de recordar a dos miembros del Tribunal que excusaron su asistencia, Antonio Ruiz Clavijo y Jose A. Doral.
Este, con 95 años, y una lucidez mental magnífica, mandó un escrito, que resumí, recordando su paso por el Tribunal y relatando anécdotas que aún recuerda. Hubo palabras especiales de recuerdo para el Presidente del Tribunal, D. Antonio Ipiens, que fue definido como el presidente más humano que puede haber de un Tribunal. También se recordó al otro miembro del Tribunal fallecido Ramón V. Modesto Chaumel y a los compañeros de la Promoción difuntos. Todos desde el cielo disfrutaron con nosotros y compartieron nuestra alegría.
Tras mis palabras intervinieron también Iván, que agradeció la invitación, Jose M. García Collantes que contó un montón de curiosidades del desarrollo de los exámenes y cerró el acto Jose Mª Estropa, quien dio la palabra al resto de los presentes para que intervinieran. Mención especial merece la intervención de Ernesto Tarragón quien contó que, después de cuarenta años había devuelto al Colegio el pomo del cajón de la mesa que se utilizaba para los exámenes. Resulta que antes de empezar su examen, con los nervios, se quedó con el pomo en la mano y sin saber qué hacer con él, lo guardó en su chaqueta y lo ha conservado durante este tiempo. En ese acto lo repuso en la mesa de los opositores que todavía se conserva en la Sala; la carcajada fue generalizada.
Después de este emotivo acto, había organizada una visita turística por el centro de la ciudad de Burgos que terminó con una foto de los asistentes en la misma Puerta del Sarmental donde hacia cuarenta años la hicimos toda la promoción.
Después de degustar un magnífico cordero burgalés, se utilizó la tarde para descansar, hacer compras o asistir a Misa en la preciosa capilla de Santa Tecla de la catedral.
Los actos culminaron con una cena de gala en el Hotel Silken Gran Teatro, seguida de dos horas de bailoteo al ritmo de la música de nuestra época.
A la mañana siguiente desayunamos con la alegría de comprobar que el Diario de Burgos se había hecho eco de nuestra visita.
La despedida lo fue con la promesa de todos de revivir estos días lo más pronto posible (dos o tres años a más tardar). El regreso a Granada lo hice dando gracias a Dios de haberme permitido pasar dos días tan buenos y pidiéndole que nos permita repetirlos.



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